Casimiro Sendra, cómico catalán más conocido como Casen, no Claassen, que triunfó en el teatro, el cine y la televisión de los años 60, interpretaba un sketch sobre una rueda de prensa en la que como entrevistado sentaba la siguiente premisa: “ustedes pregunten lo que quieran, que yo contestará lo que me dé la gana”. Y eso, ni más ni menos, es lo que hizo Maheta Molango en la rueda de prensa forzada a la que se sometió sin asumir del todo su evidente responsabilidad en el notorio fracaso de su gestión.
No espere el mallorquinismo nada de este personaje ni de sus jefes. No queda más remedio que sospechar lo peor de quienes, por mucho dinero que manejen, mantienen en su cargo a quien en un año ha dilapidado una inversión de veinte millones de euros y se permite ignorar o hasta despreciar públicamente el imperio del único dictador del fútbol: el resultado. Este iluminado no comulga al parecer con la máxima de otro profesional de verdad y mucho más sabio, la de “ganar, ganar y ganar” de Luis Aragonés.
El CEO, que se declara pasional y no aclara si la necesaria reducción de presupuesto en Segunda B incluirá sus honorarios y los de embajadores, asesores y demás familia, se limita a garantizar que la propiedad cumplirá con los pagos que sean pertinentes, como si hiciera un favor a la sociedad mallorquina en lugar de constituir su obligación por el compromiso adquirido al comprar las acciones del club. Quizás por tamaña ignorancia puso el dinero en una cafetería y mal interpretó a Cruyff cuando dijo que “el dinero tiene que estar sobre el campo” y de ahí que resembrara el cesped de Son Moix en lugar de fichar jugadores.
Por si todo ello no revelara de por si su condición de principiante, comenzó y terminó escudándose en la mala trayectoria del equipo en las últimas cuatro temporadas. Entre líneas se podía deducir “yo no lo he hecho peor que mis predecesores”. Después de un año y medio de mandato, confiesa no entender aún cuál es la verdadera enfermedad del club, pero apunta al fracaso de futbolistas en Palma que después triunfan fuera, como por ejemplo Joselu. Yo se lo diré: porque en sus nuevos destinos nadie les dice en agosto que si no corren los despedirán en noviembre, que les pagan el desayuno no para quedar décimo sextos o les inventan un sistema de primas que no conciben ni comparten, tema tabú durante toda la competición.
Comparecencia más decepcionante que el descenso en si, que ya es, con una única nota positiva: Monti Galmés afirmó que entre esta semana y la próxima se pensará si dimite. Ya está tardando, que floreros encontrarán los que quieran y quien sabe si Toni Tugores podrá al fin cumplir su sueño.







