L’Aferrada

Me había propuesto para hoy hablar de temas bonitos. Por la fecha por supuesto. Sea cual sea la actitud que adoptamos ante un día como Navidad (felicidad, apatía, religiosidad, indiferencia, asquedad...) todos agradecemos un día de paz y tranquilidad. Sin embargo, la hemeroteca semanal me ha compelido a referirme a un tema menos agradable que a los regalos navideños o al turrón (nótese que por precaución no incluyo las comidas familiares como temas agradables).

La pasada semana aparecía la noticia de la detención en Inca de una banda de presuntos ladrones cuyo método era ofrecer “abrazos gratis” por la calle para, aprovechando la bajada de guardia de la víctima y la proximidad física, sustraer carteras y otros bienes de valor. Alguien podrá pensar que vaya incauto el que se deja achuchar en la calle por un desconocido, sin embargo, cabe recordar que hace unos años se puso en marcha una iniciativa de dar abrazos solidarios para alegrar a los ciudadanos que paseaban lúgubres por las calles.

Un robo lo es tanto si la víctima es un avaricioso -el paradigma tradicional es el timo de la estampita- como un alma cándida, sin embargo, no negaremos que nos dan más rabia los robos, hurtos y estafas en las que los malhechores se aprovechan de los buenos sentimientos de las personas, de ahí que casos como el subiudice de Nadia Nerea hayan conmocionado tanto a la sociedad.

En el caso que nos ocupa, siempre presuntamente, las presas de estos especímenes solían ser personas mayores que no reaccionaban con los suficientes reflejos como para ser conscientes de lo que estaba pasando y que se mostraban agradecidos de que un desconocido les quisiera aportar calor humano o colocar el abrigo.

Me queda el consuelo, a modo de tirita, de pensar que, si se acaba demostrando las actividades delictivas de estos sujetos (presunción de inocencia por encima de todo), el Derecho Penal tiene mecanismos -agravantes- para aumentar la pena a todo aquel que se aprovecha de una situación de indefensión de la víctima. Soy partidaria de un Derecho Penal de mínimos así como de no sentenciar a golpe de titular de prensa, no obstante, me llega a las entrañas el aprovechamiento de la buena fe de las personas. A la víctima, no sólo se le habrá quitado la cartera, sino también las ganas de ser buena persona.

Feliz Navidad

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