En el sector turístico parece que se ha desatado la euforia por los problemas políticos que se viven en Egipto y Túnez, que están provocando revueltas populares y crean una imagen de inestabilidad de estos dos países. Si los turistas no van a Egipto y Túnez, previsiblemente Baleares se beneficiará, dicen los expertos. Yo no me alegro de los males ajenos, pero sí de que la próxima temporada turística se presente de manera tan favorable en estos momentos de crisis económica. La temporada turística puede ser el trampolín definitivo en Baleares para salir de estas penurias económicas a partir del próximo semestre de este mismo año. Llegado a este punto, convendría que algunos políticos y organizaciones sociales meditasen en el futuro la postura que han mantenido sobre el turismo. Recuerdo aquella campaña que se montó hace años de que sobraban turistas y que había que poner un límite a los visitantes, una chorrada monumental que ahora se ha demostrado que no tenía ni pies ni cabeza. Si retrocedemos un poco más en el tiempo, recuerdo también aquella polémica sobre la compra de fincas por parte de los alemanes. Ya nos gustaría que ahora volviesen los alemanes a comprar las propiedades inmobiliarias que están en venta desde hace años. Que vengan turistas, que la economía empiece a despegar, pero también convendría dejar de decir tonterías en el futuro y ser más responsables.





