Las promesas de los gobiernos denuncian su gestión deficiente

Las elecciones son, en el fondo, algo muy simple: la gente básicamente vota un sí o un no a la gestión del Gobierno que acaba su periodo de mandato. A Zapatero lo juzgaríamos, si se llegara a presentar, por lo que ha hecho. ¿Y Rajoy? Puede ganar en la medida en que Zapatero sea censurado, pero su discurso, sus promesas, sus anuncios siempre van a tener una capacidad mínima para captar votos. En Baleares, por supuesto, las cosas funcionan igual. El Gobierno es quien, en cierta medida, se somete a examen. El Gobierno y lo que ha hecho, su gestión, su discurso, su capacidad para convencernos. ¿Qué papel tiene la oposición? Sólo tiene el pequeño margen de captar algún voto más o menos en función de la coherencia de sus promesas que, en todo caso, sólo son promesas con una capacidad mínima de convicción. Sin embargo, ayer vimos algo que parece que puede ser la tónica de esta campaña: el Gobierno haciendo promesas de futuro. Normalmente un Gobierno es juzgado por lo hecho, no por lo que promete. Pero ayer vimos cómo Antich prometía hacer un vivero de empresas. Es una buena iniciativa, una idea interesante, pero a cualquiera se le viene enseguida a la cabeza la pregunta ¿por qué no lo hizo en estos cuatro años, cuando la crisis económica exigía la toma de decisiones imaginativas? Con lo que, automáticamente, estas promesas se convierten en críticas que el propio Gobierno se hace a sí mismo. Un Gobierno que hace promesas, en realidad se está criticando a sí mismo porque no ha sido capaz de llevar a cabo lo que ahora nos tiene que anunciar para el futuro.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias