Aprender es construir conexiones horizontales. Éste es el último de los siete principios del aprendizaje. Y no por ello es el menos importante. El entorno de aprendizaje que proporcionamos a nuestros alumnos ha de promover la conectividad horitzontal.
Esta conectividad puede materializarse desde el punto de vista organizativo. Esto es, los centros educativos, en base a su autonomia pueden decidir cómo organizar su estructura. Por ejemplo, en la educación secundaria son muchos los institutos que han empezado a implantar la figura del coordinador de nivel, la del professor nivel, las reuniones de equipo educativo de nivel; todo ello, en aras de trabajar desde una visión global un nivel educativo.
Además, estas conexiones horizontales se pueden materializar desde el punto de vista de las prácticas docentes en el aula. Es decir, desde las diferentes áreas de conocimiento y materias, entrelanzando los contenidos de unas asignaturas con otras para construir aprendizajes significativos y que estas experiencias educativas perduren en el tiempo.
Es por ello, que ahora, erroneamente tomamos como algo novedoso e innovador, la agrupación de diferentes materias y su agrupación en un ámbito.de conocimiento. Esto es más viejo que Matusalén. En la década de los 60 del siglo pasado en EEUU ya se utilizaban estas prácticas metodológicas. Este aspecto nos da para iniciar un largo hilo de debate de los beneficios o evidencias en la mejora de los resultados académicos con estas prácticas. O de si lo nuevo es lo mejor; pero el espacio y el formato no nos brinda la opción.
Pero también, las conexiones horizontales se pueden materializar entre la comunidad y el mundo en general. Esto no es más que la trasposición de los contenidos a la vida real. Quién no ha escuchado alguna vez preguntar a un alumno: ¿para qué me sirve saber hacer derivadas o integrales? No las voy a usar en mi día a día. Efectivamente, pero saber resolverlas te va a abrir las puertas a un mundo que sin ellas nunca podrías acceder.
Y no solo nos tenemos que quedar aquí. Esas conexiones horizontales con el mundo las vamos a poder concretar a través de programas educativos como el ERASMUS+ que brinda a los alumnos la oportunidad de traspasar fronteras y conocer otras realidades no solo educativas sino también sociales, económicas, personales que enriquecen no solo las experiencias educativas de los alumnos sino también a ellos como personas.
Al fin y al cabo, ésta es una de las misiones de la educación.