Que los proveedores tengan que esperar hasta octubre, como acaba de anunciar el Govern del PP, ante el silencio de la oposición, es un indicador alarmante de la situación de las finanzas públicas y de que no cobrará nadie hasta enero. No podía ser de otra manera. Aquí lo único que ha ocurrido es que el Govern ha hecho algunos números, ha llegado a la conclusión de que tiene que ahorrar 380 millones de euros (en realidad no los tiene, por lo que es una decisión obvia) y con ello nos dio a entender que iría a pedir créditos a la banca. Pero nada, no hay ni un duro tampoco en la banca que sabe mejor que los ciudadanos que estamos ante instituciones totalmente insolventes. Así, pues, el anuncio previsible del Govern, de que hasta octubre no se empezará a pagar, significa que esto está muchísimo peor de lo que parecía, que esto tiene muy difícil arreglo y que en octubre nos dirán enero, fecha a partir de la cual tal vez sí podamos empezar, con cargo a otro Presupuesto y sin elecciones en Madrid, a ver la verdadera realidad a la que nos enfrentamos.
