El Govern de Baleares ha adoptado una postura firme y coherente al rechazar la propuesta del Gobierno central para condonar parte de la deuda autonómica. Antoni Costa lo ha explicado con claridad: “la deuda no desaparece, solo se traslada al Estado. Y como los baleares también somos españoles, seguimos pagándola igualmente”.
El argumento del Govern se sustenta en varios pilares sólidos. Primero, la equidad. Baleares enviaría al Estado 1.400 euros de deuda por habitante, pero “recibiría” 1.815 euros asumidos como deuda estatal, lo que en la práctica significa que la ciudadanía balear seguiría contribuyendo de forma directa o indirecta, sin un alivio tangible. Esto convierte la supuesta condonación en un privilegio sesgado para algunas comunidades autónomas, en detrimento de otras cuyos ciudadanos quedarían penalizados.
El Govern denuncia que la medida procede de un acuerdo “cerrado” con ERC, sin participación previa de las comunidades autónomas
Segundo, la transparencia. El Govern denuncia que la medida procede de un acuerdo “cerrado” con ERC, sin participación previa de las comunidades autónomas, y que ha sido presentado con urgencia, sin un debate profundo ni garantías de aplicación justa. Esa forma de actuar socava el principio de corresponsabilidad institucional; Baleares reclama negociar, no asumir imposiciones.
Tercero, la responsabilidad económica. Para Costa, aceptar la condonación es aceptar la lógica de que “gastes ahora porque luego vendré yo a perdonártelo”, lo que supone un riesgo de ligereza fiscal; que gobiernos futuros gasten de forma insostenible esperando rescates futuros.
El Govern propone, en cambio, fórmulas como la reestructuración de la deuda o la rebaja de intereses en el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), como alternativas que sí permitan liberar recursos útiles para sanidad, educación o transporte, sin trampas.
El fondo del problema sigue siendo estructural: el modelo de financiación autonómica. Mientras no se reforme, Baleares seguirá en situación de desventaja en muchos frentes. Condonar deuda sin corregir esa base sería echar parches que no eliminan las grietas. El Govern lo sabe, y apuesta por soluciones sólidas en lugar de soluciones mediáticas.
Baleares no está traicionando nada al decir “no” a esta condonación. Está defendiendo los intereses reales de sus ciudadanos frente a propuestas que son fruto del chantaje político para la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Catalunya. La coherencia obliga a rechazar la trampa, no nutrirla.
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