He visto que el caso de los niños desaparecidos en Córdoba ha sido encargado al equipo policial que llevó el asunto Marta del Castillo y que aún a día de hoy no ha sido capaz de encontrar el cuerpo de la pequeña de Sevilla. He visto que, como ya ocurriera en su momento, las filtraciones son tantas que a veces van por delante de los investigadores. Aquí, al parecer, todo el mundo cuenta lo que sabe y lo que no. ¿Quién, si no, ha dicho que había una hoguera en la que se encontraron huesos? ¿Quién, si no, ha dicho que el padre no llora, como si eso fuera síntoma de algo? A las pocas horas de haber iniciado la investigación, afirmaban que descartaban encontrar a los pequeños aún con vida. Ayer ya no decían nada, más que está todo abierto, para lo cual podían callarse. Iniciaron una búsqueda en el Guadalquivir, que acabó casi inmediatamente después de que los fotógrafos sacaran las instantáneas de la lancha. ¿En media tarde se rastrea un río? ¿O es que sólo rastreamos por encima, porque interesa demostrar algo? Estos asuntos son muy serios, afectan a mucha gente de forma muy profunda y, por un puro elemento de dignidad, deberían ser tratados con más discreción. Incluso aunque las investigaciones sean una chapuza como aparentan, todo se llevaría mejor si no se trasmitieran casi en directo.
