En este último mes he tenido la desgracia de acudir a 3 funerales, 2 de ellos de personas relativamente jóvenes, de los que te tocan más por la cercanía de edad.
Como siempre ocurre en estos momentos, los comentarios de “no somos nada”, “cuando te das cuenta esto se ha acabado” ó “hay que vivir la vida porque son dos días”, se repiten sin cesar.
No obstante pareciera que a la mañana siguiente volvemos a nuestra vida y nos olvidamos de todo lo dicho, como si las palabras se las llevara el viento y nos volvemos a meter en la vorágine de nuestro día a día y nos olvidamos de lo que realmente importa.
Pero, estas palabras tan recurrentes, “lo que de verdad importa”, ¿qué significan, qué es lo que de verdad importa?.
Recurrimos nuevamente a los tópicos diciendo que es la familia y los amigos, pero pasamos mucho más tiempo enfadados en minucias y en los problemas del día a día que en “eso” que de verdad importa, o es que ¿tal vez no tengamos claro que es así?.
Desde hace más de 15 años me dedico desde mi despacho de Coaching a ayudar a que las personas se sientan mejor en sus vidas y sean más felices, este término también muy de moda y que crea mucha controversia y cada día veo personas que se desviven poniendo en peligro su salud física y mental, por lo que ellos llaman problemas y que simplemente son, puntos de mejora o situaciones que se deben de cambiar.
Veo cada día como las personas hacen difícil la vida a los demás en los lugares de trabajo y el poco civismo que impera en nuestra sociedad y después en estos momentos de funerales y tanatorios, todos volvemos a decir lo mismo, “hay que aprovechar cada instante”, pero mi pregunta va más allá, ¿sabemos vivir realmente?, e iría todavía más lejos, ¿tenemos montada la vida para vivir o somos víctimas de una sociedad que nos maltrata mentalmente sin llegar a ser conscientes de ello?.
Para muestra no tenemos más que poner la televisión y ver las noticias a diario, para hacernos una idea de lo mal que lo estamos haciendo.
Sinceramente desde mi humilde opinión y en términos generales diríamos que no sabemos vivir, que nos somos conscientes de lo efímera que es la vida y que el cuándo llegará el momento final no depende de nosotros y no está bajo nuestro control y malgastamos la vida en peleas, discusiones que no nos llevan a nada positivo sino todo lo contrario.
Desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a todos los que me leéis cada semana para recordaros que, en verdad la vida es pasajera y que hay que aprender a ser feliz en los momentos pequeños del día a día disfrutando de las comidas familiares, las charlas con amigos, los momentos de soledad y los momentos en los que estamos acompañados por nuestros seres queridos.
Solo así podremos irnos con el alma tranquila sabiendo que nuestra vida tuvo un significado y que hubo un claro “para qué” pasamos por esta deliciosa vida, antes de emprender el último viaje.