¿Cómo cree usted que debería reaccionar un ministro como Miguel Sebastián, cuando a dos meses de haber propuesto una medida, se encuentra con que sus compañeros de Gobierno la echan abajo? Es un tema de importancia porque indica el nivel de exigencia interna en el que se mueve el actual equipo que dirige España. La situación que vivimos no es una casualidad, es el resultado del nivel de competencia de un equipo y este es un dato muy revelador. Sebastián, el mismo que propuso enviar una bombilla a cada ciudadano de España, el mismo que paró y relanzó Garoña varias veces, el mismo que bloqueó la venta de Endesa a E-on para finalmente dársela a Enel, llevó al Consejo la reducción de la velocidad en las autopistas. La idea carece de asidero, no la aplica ningún otro país de Europa, ni siquiera Grecia, no se corresponde con estudios serios, no supone ahorros verdaderos y tampoco se explica cómo está vinculada con la crisis del precio de los combustibles. Puestos a hacer política energética, esta medida no parece la primera. Dos meses después de su puesta en marcha, el mismo Consejo que aprobó la propuesta, la echa abajo, dando a entender que era una tontería. Hasta ahí las cosas, con ser raras, podrían aguantarse. Lo que es inadmisible es que el mismo día en que la propuesta de Sebastián cae, no caiga el ministro. Un ministro que ha propuesto algo y que sus compañeros se lo cargan tiene que tener la dignidad de marcharse. Si no lo hace nos está dando una pista del nivel de exigencia tan bajo que, como equipo, tiene el Gobierno. ¿Cómo suceden cosas así? Simplemente porque allí hay Pajines, Aguilares o Zapateros para quienes cambiar de postura es una cosa de cada día.
