Este viernes en Son Servera (Mallorca) un chico de 22 años, Carlos Villegas, acabó con la vida de su pareja sentimental, Victoria Sard, de tan solo 19 años, contra la que ya había ejercido malos tratos y por lo que ya había sido condenado por un tribunal en 2014. Estamos ante el segundo crimen por violencia machista en lo que va de año en Balears, ambas en Mallorca. La primera fue Lisa Jane, de 49 años, estrangulada por su marido en Calvià.
Aún queda mucho que hacer en el campo de la concienciación y la educación, también de los más jóvenes
El homicidio de esta semana, cuyo presunto autor ha sido enviado a prisión preventiva por el juez de guardia, es especialmente alarmante, habida cuenta de la edad del supuesto homicida y de la víctima. Que un chico de tan solo 22 años con antecedentes penales por violencia de género mate a su pareja de 19 años es casi inexplicable e indica claramente que aún queda mucho que hacer en el campo de la concienciación y de la educación, también de los más jóvenes.
Es muy difícil entender cómo una mujer puede seguir junto a su agresor pese a su carácter violento y agresivo y a su actitud despótica y de sometimiento, pese a no depender económicamente de él ni tener hijos. Y aún más difícil de entender que un chico tan joven se crea dueño de la vida de su pareja, o con derecho de actuar con violencia contra la persona a la que supuestamente ama.
Ahora se comprueba el mucho trabajo que aún queda por hacer en campañas de concienciación y en el sistema educativo, porque no se trataba de un hombre mayor criado en el franquismo en valores machistas y de superioridad masculina, sino un chico joven de 22 años. Algo falla y hay que ponerle solución como sea.