Esta ha sido la semana de Més per Mallorca. La coalición que se define como ecosoberanista no pasa por uno de sus mejores momentos. Tiene un serio problema de salud ideológica, algo crónico, agravado a cada momento que pasa. No es la primera vez que un partido rompe a martillazos la brújula. Ya hemos visto la errática derrota de Izquierda Hundida, achantados ante Podemos, humillados y reducidos a comparsa, con un Alberto Garzón que ha entregado el partido y que lo mejor que podría hacer es alejarse de Twitter una temporada para no hacerse más daño a él y a los sufridos militantes a los que ha reducido a despojos comunistas.
Més es hoy como una gallina estreñida que pasea por el corral sin saber dónde plantar el huevo. Veamos algunas de sus recientes deposiciones, no todas, desde luego, pues, mientras escribo estas líneas y al tiempo que ustedes las leen, es muy posible que sigan con su peregrino carnaval de iluminaciones varias.
Se han marcado un tour por los talegos catalanes para adorar a los «presos políticos», que si lo retrasan un poco más acaban llevándoles oro, incienso y mirra. Su indefinición les lleva a defender el prusés un día, al otro a pedir una República de Mallorca, a apostar por los Països Catalans al siguiente, luego por un estado federal… Ya saben que sus hermanastros de Més per Menorca inventaron eso que llaman «federalismo balear», o sea: montar una república en cada isla. En Ibiza, como no se comen un torrao, a lo sumo llegan a cantón, como ese curioso Cantón de Cartagena en los tiempos de la Primera República cuando Amadeo de Saboya nos dejó tirados porque llegó a la conclusión de que los españoles estamos locos cono los galos de la aldea de Astérix. Además de los tebeos de los irredentos galos, les recomiendo la película Stella Cadente (2014) de Luis Miñarro, una deliciosa locura gamberra porno-pop sobre el periplo hispano de Amadeo I. Astérix, Amadeo y Més son de guasa… ¿Tanto le cuesta a Més per Mallorca aclarar su ideario y reconocer de forma abierta que de soberanistas nada, que son indepes y «catalanes de Mallorca»? Vaya pasteleo llevan.
Tampoco se aclaran con las carreteras. La guerra del Consell de Mallorca con el GOB y colectivos como Tot Inclòs, Terraferida y la Plataforma Antiautopistes por el desdoblamiento de la vía Llucmajor-Campos les ha llevado a marcarse una yenka en toda regla. Que si no es autopista, que si se hará, que si «no quiero más muertos en mi espalda», que si ahora la estrecho, que si…. Més ha chocado con su electorado más ecologista y no sabe cómo demonios salir del paso. Y lo de expedientar al GOB por pavimentar los caminos de La Trapa no ha ayudado.
El marrón de las carreteras se lo ha comido Miquel Ensenyat, presidente del Consell de Mallorca y candidato al Gobierno balear en las elecciones de mayo. El templado Ensenyat no ha podido abstraerse de la dinámica enloquecida de Més. Sonrojante ha sido su tuit del día 2 en el que se colgaba la medalla del puente provisional que los Ingenieros del Ejército de Tierra han instalado en Artà tras el desastre de la torrentada de octubre. Ensenyat se debe haber contagiado de la tirria antimilitroncha del menorquín Nel Martí: «hoy iniciamos la instalación el puente desmontable de Artà». Ni rastro de los soldados. Claro, son españoles. Menudos hijos de puta, que vienen a poner un puente, seguro que son de Vox… La verdad es que en esto también se ha lucido Mercedes Garrido, la responsable de Carreteras del Consell (PSIB-PSOE). Su equipo de prensa ha mandado unas fotos monísimas de Garrido paseando por el puente. A ver, la mujer me cae bien, pero la noticia es el puente, no ella… Nos ha faltado ver a Ensenyat y a Garrido juntos de la mano dando brincos de felicidad y silbando la musiquilla de El puente sobre el río Kwai.
Otra cagada de Més ha sido su lenta capacidad de reacción…. O de imitación. Tras los resultados de las elecciones andaluzas hemos descubierto que hordas fascistas nos amenazan. Estos nuevos fachas son gente ordenada porque van a votar… A Més le debe de asustar la gente que vota, por lo que aparece el portavoz parlamentario Josep Ferrà y suelta que Més saldrá a la calle a «contestar al fascismo». La política del «culo veo, culo quiero» les ha llevado a imitar a Podemos. Ferrà, llegas tarde, muchacho, a menos que queráis ser como IU un apéndice de Pablo Iglesias, aquí Alberto Jarabo. Puestos a ser concubino de alguien, digo yo que se puede encontrar mejor amo.
El peripatético permanente desvarío les ha llevado a cargar contra la Constitución en su cuadragésimo aniversario. Es norma y española, y eso les repatea. Por ello, apelando una vez más al fantasma de Franco, dicen que la Constitución se votó «bajo la sombra del Ejercito, de la Iglesia, de los poderosos y con la constante amenaza de volver atrás con el miedo al franquismo aún en el cuerpo». La cosa no estaba tranquila, desde luego, pero el pollo gordo estaba en las elecciones de 1977… No les vendría mal leer un poco más y dejarse de invenciones del pasado. La Constitución se aprobó porque, además del acojone, los españoles tenían ilusión, una fuerza que nadie esperaba, ganas de vivir. Gracias a esa Constitución ellos pueden tener cargos públicos y decir las chorradas que se les pasan por la neurona recalentada. Dicen que han pasado muchos años y que ellos no la han votado. Tampoco he votado yo a Bel Busquets y tengo que aguantar que con mi dinero se vaya de excursión a humillar la testa ante los golpistas. ¿Es sagrada la Constitución? No, por supuesto, pero mucho menos es cosa baladí.
Por cierto, ¿Cuándo Més culpa a la Iglesia de fascistoide, a qué Iglesia se refiere? Supongo que no será a los de Lluc, que esos son colegas. Ni a los de Salvem la Real, también rojunos. A lo mejor los que votaron la Constitución no tenían miedo a los curas, a lo mejor lo tienen hoy los niños cantores, no vaya a ser que les hagan pupita por la retaguardia.
Y mientras, el alcalde de Palma, Toni Noguera, ve como sus socios del PSIB le chulean y pasan de él. Hila va por libre, pasa de las torres eléctricas de Son Puig después de hacerse fotos con los vecinos, sigue vetando por pura ideología malsana el boxeo en Palma… Y al pobre Noguera no le dejan tirar Sa Feixina. Snif…
Més no se entiende con los ecologistas, con los militares, con los fascistas que no les votan, con la Constitución, con sus socios… Se entiende con los escritores subvencionados, profesores fanáticos y demás fauna catalufa, con esos sí. Espero que no sean tan ingenuos como para creer que así van a ganar unas elecciones. ¿Dónde está la definición, qué vota uno cuando vota a Més? Ni ellos lo saben. Mientras, dan vueltas y vueltas, se marean, marean a los demás. La realpolitik, ni por asomo. Pero esa es otra historia…