Han pasado exactamente cincuenta años desde que muchos de nosotros escuchamos por vez primera Eres tú, que es una de las canciones de amor sin duda más hermosas de toda la música popular española. Compuesta por el maestro Juan Carlos Calderón, que considero un genio patrio al que deberíamos volver a reivindicar, fue interpretada de manera prodigiosa por Mocedades en el Festival de Eurovisión de 1973.
Sus acordes son bellísimos, como lo son también sus imágenes metafóricas, comparando a la persona amada con algunos de los gestos, sueños y elementos más valiosos que como seres humanos podemos llegar a imaginar.
Y en cuanto a la grabación de este inolvidable tema por parte de Mocedades, sólo cabe decir que se encuentra sin ninguna duda a la misma máxima altura, tanto por parte de Amaya Uranga como del resto de «los seis históricos» del grupo, es decir, Roberto Uranga, José Ipiña, Izaskun Uranga, Carlos Zubiaga y Javier Garay.
Yo creo que Eres tú nos gustaba incluso a quienes entonces aún éramos niños, a pesar de que casi con total seguridad aún no habíamos estado nunca enamorados o no acabábamos de entender muy bien cuál podía llegar a ser la fuerza y el sentido existencial que puede dar a cada persona la existencia del amor en su propia vida.
Por suerte, la fructífera colaboración musical entre Calderón y Mocedades no se limitó sólo a esta canción, pues fue dilatada y profundamente enriquecedora para ambos tanto antes como después, con temas igualmente inolvidables como Tómame o déjame, El color de tu mirada, Adiós amor, Secretaria, Me siento seguro o Quién te cantará.
Cinco décadas después de la aparición de Eres tú, muchos de nosotros somos hoy conscientes de que buena parte de lo mejor de la banda sonora de nuestras propias vidas está conformado por muchas de las grandes canciones de amor de Mocedades y de Juan Carlos Calderón.
Escuchando Eres tú en la actualidad parece como si esta preciosa canción hubiera sido compuesta ahora o muy recientemente, porque por ella no parece pasar nunca el tiempo. De hecho, estoy casi seguro de que a sus incondicionales nos sigue gustando tanto y pareciéndonos tan perfecta como nos lo parecía ya cuando la conocimos en 1973.
Hay canciones que no nos cansaríamos nunca de escuchar, bien porque están fijadas de forma indeleble a algunos momentos esenciales de nuestras propias vidas o bien porque tienen un algo misterioso e inefable que las hace mágicas y especiales por muchos años que pasen. En ese sentido, Eres tú es sin ninguna duda una de ellas.