No es la primera vez que se usan mosquiteras en un quirófano. De hecho, por desgracia, no es un hecho nada excepcional. Las ventanas de las instalaciones destinadas a las intervenciones quirúrgicas, en los edificios utilizados como centros sanitarios, en algunas zonas deprimidas del planeta, se cubren con telas mosquiteras. Son zonas con escasos medios económicos y sin contaminación ambiental. Las mosquiteras impiden el paso a los insectos, permiten la entrada de la luz y facilitan la circulación del aire. Nos referimos a extensas áreas en las que viven más de 2.000 millones de personas. Zonas en las que la renta disponible por persona y día es inferior a 2€. Lugares en los que la esperanza de vida al nacer no supera los 50 años.
Incluso, se han utilizado mosquiteras, convenientemente esterilizadas, en sustitución de mallas quirúrgicas, para la reparación de hernias inguinales. Con buenos resultados. Un estudio realizado en zonas rurales de Uganda, publicado en la prestigiosa revista “The New England Journal of Medicine”, avalado por el departamento de Ciencias Quirúrgicas y perioperatorias de la Universidad de Umea, en Suecia, lo avala.
Sin embargo, situaciones comparables a la que se está viviendo en el Área Sanitaria de Ibiza, en el flamante hospital de Can Mises, son insólitas en el mundo civilizado. Eran las 14.45h del día 28 del mes de mayo, cuando se informaba que los fornidos directivos del área habían acabado con la presencia "puntual y limitada de cuatro moscas". Se anunciaba la reanudación de la actividad quirúrgica tras la suspensión temporal de la misma. Estamos en las vísperas de San Juan, día 23 de junio y todavía no se sabe con certeza que día del mes de julio, se va a reanudar la actividad quirúrgica. El coste humano y económico de la gracia es multimillonario.
Ni la espléndida actriz Emma Suárez, protagonista de la película «La Mosquitera», del cineasta Agustí Vila, da vida a tantos malentendidos, confusiones, situaciones absurdas y tragicómicas como las que se dan en el hospital de referencia de la isla más emblemática del país.
Ha tenido que ir la propia consejera, a dar la enésima versión sobre las extrañas circunstancias que hacen que las moscas visiten cada verano las zonas más custodiadas del hospital. La población necesitaba una voz amable y creíble para recuperar su confianza con su sistema sanitario. ¡Vaya tropa!, Patricia. Hasta puedo comprenderte. La tragicomedia es un elemento bastante común, en los últimos tiempos, en mi entorno laboral. El último jueguecito, amaños directivos aparte, la búsqueda de una calculadora mágica que magnifique el currículo de determinados perfiles, no precisamente profesionales, para militantes ansiosos a profesores de la Facultad de Medicina. Entiendo que el esfuerzo necesario que tienes que realizar para defenderte de los tuyos es sobrehumano. Queda un año de legislatura, pero seguro que te va a parecer mucho más largo.
Buen finde amigos.





