Jormigonako

El hormigón mola, es tendencia. Reyerta a navajazos entre el GOB y el Consell de Mallorca mientras el Govern lo flipa y prefiere posicionarse con los ecologistas antes que con su socio Miquel Ensenyat no vaya a ser que le vayan a montar una manifa. La cosa tiene su guasa… A ver, los del GOB llevan unos meses intentando marcarle la agenda a Miquel Ensenyat, el presidente del Consell de Mallorca. Han sido muy duros con él, le han dicho de todo menos guapo: que si deje de hacer carreteras, que si se somete a los intereses desarrollistas del PSIB-PSOE, bla bla bla. Le dicen que para ser «uno de los nuestros» tiene que hacer lo que ellos quieran. Y el GOB demuestra que sólo ellos pueden hacer lo que les da la gana. Ahí tienen a los de no més ciment hormigonando los caminos de la finca de La Trapa porque sí, porque ellos son ecolos y pueden hacer lo que les dé la gana, así, sin permiso ni ná, pa’qué, y al que les tosa le llaman facha especulador, enemigo de la tierra y esas cosas. El GOB se ha montado el chiringuito de las paellas de los domingos en La Trapa y pretenden darle lecciones de la cosa verde a Ensenyat. El presidente es un tipo templado, tiene mano izquierda y no lo veo ordenando un expediente a la Agencia de Defensa del Territorio por venganza. Eso sí, le han hinchado los güevos y el hombre debe de estar disfrutando con la patada que le han metido a los del GOB.

Lo del GOB en La Trapa es un verdadero SEMS. ¿Qué es un SEMS? Les recomiendo que se pasen por la web satanismylord.com y por su divertidísimo muro de Facebook. Se trata de una comunidad de internautas que comparte fotografías de aberraciones arquitectónicas, obras del Maligno. De ahí lo de SEMS, Satán Es Mi Señor. El catálogo es impresionante: brutalismo soviético, rotondas de la España profunda, mamotretos de protección oficial, museos posmodernos delirantes… Y como dicen, «que no falte el jormigonako».

Ya que hablo de Ensenyat, aprovecho la oportunidad para felicitarlo —con algo de retraso— por imponerse a Fina Santiago en las primarias de Més. Él será el candidato a la presidencia del Gobierno balear. Aunque me cae muy bien y lo tengo en alta estima no le voy a votar ni de puta coña, lo que no significa que no reconozca que es un excelente candidato. Eso sí, Miquel, si me lees, por favor haz lo que sea para que las cámaras de control del tráfico del Consell de Mallorca vuelvan a estar operativas y se puedan ver por internet, que tenéis la página abandonada. Y con los pollos que se montan en los accesos a Palma no estaría mal disponer de información en directo de lo que está pasando.

Otro tema de la semana es el cristo que se ha montado con la salida del talego de los tarados de la Manada. Todo lo que ocurre nos debería llevar a una reflexión. Ya he dicho en otras ocasiones que estos tipos me resultan despreciables, unos gilipollas, y que si deben estar en la cárcel es por sus delitos. No podemos enviar a los gilipollas a la cárcel porque no cabríamos todos. No me gusta que anden por la calle, si bien tan ajustado a ley es que salgan de la prisión preventiva hasta que la sentencia sea firme, a que sigan dentro. Eso sucede porque tenemos un sistema judicial garantista. La reflexión, la pregunta, es si queremos mantener ese sistema garantista o no. Las garantías son lo que son, y son para todos, nos guste o no. Entiendo que no pocos se sientan indignados. Lo que no puede tapar el hecho de que el feminismo se nos ha ido de las manos. Que nuestra presidenta Francina Armengol asegure que «la sociedad es machista y la Justicia también» es una memez, como lo que se comenta de dar formación de género a los jueces, o sea que piensen como las feministas quieren. Armengol es presidenta del Gobierno de una comunidad autónoma porque España es machista… ¡Anda ya! Queda mucho por hacer en el terreno de la igualdad, por supuesto, pero dejémonos de chorradas. El machismo es el nuevo franquismo. Así lo entiende la izquierda que azuza la movida de la Manada para obtener rédito político. A mí me parece muy serio que cinco gorilas se zumben sin piedad a una chica en un portal y le dejen tirada como una colilla, demasiado serio como para, en lugar de buscar soluciones, ir calentando al personal.

El gran problema es que los políticos solo piensan para los suyos, en enaltecer a sus votantes y en rebuznar borricadas para el respetable. Miren si no a Herr Torra, el puto nazi de sangre pura, desvariando como si fuera pasado de crack. Ha vuelto a repetir que el franquismo sigue vivo en España. Y lo dice un fulano que viaja a Berlín a recibir instrucciones del Führer Cabezamocho. Lo de ser supremacista perjudica seriamente la salud. Yo estoy gordo y no soy un tipo agraciado. Por eso no ando por ahí dando lecciones de pureza racial. Torra es un espécimen de derribo, de miseria genética, una especie de homínido contrahecho. Eso sí, puro ejemplar de eso que podríamos llamar Homo Indepentiscus. Igualico que el cabo de Bohemia, que iba de rubio atlante guapetón y más bien parecía un otomano —sea dicho con el mayor respeto a los turcos—.

Al final todo se reduce al pensamiento único, a someterse a los convencionalismos de los gurús. Así que yo no tengo solución. Como soy español, según sus razonamientos, también soy franquista y machista. Si me despisto me acusarán de ir por la noche a echar el hormigón de La Trapa.

Por cierto —y esto es gratuito y no viene a cuento, aunque no puedo dejar de comentarlo—, me he enterado que una compañera de trabajo, una gran periodista, tuvo hace años la oportunidad de entrevistar al añorado Ian Fraser, el mismísimo Lemmy Kilmister de Motörhead. ¡Qué envidia! Envidia chunga, lo reconozco. Esos son los momentos que justifican dedicarse al periodismo. Yo hablé con Michael Brecker. Quince Grammys tenía el tío, menudo figurón… Se lo contaría, pero esa es otra historia.

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