Munar da el primer paso

La decisión de Maria Antònia Munar de entregar 110.000 euros a la Justicia correspondientes al caso Temps d'Esport, pieza separada de Maquillatge, ha de entenderse como un deseo de reparación de un daño ya que los hechos se produjeron cuando ella era la presidenta de Mallorca. Munar ha entregado dinero que ya era de su propiedad con anterioridad a su entrada en política hace un cuarto de siglo. Lo ha hecho -a diferencia de otros imputados o condenados- sin descargar responsabilidades sobre nadie, sin acusar a ninguna persona y sin escapar a su condición de que era la máxima responsable de la institución insular cuando se produjeron los hechos.

Su decisión es la reparación de este daño causado. Munar fue condenada a 5,5 años de cárcel por este sumario, única condena en firme que tiene en estos momentos contra ella. Lleva ingresada en el Centro Penitenciario de Palma desde el pasado 24 de julio. La cantidad abonada corresponde a lo que cobraron indebidamente Alfredo Conde y dos empresas relacionadas con Video U. Si la principal función de la Justicia es reparar el daño causado, Munar ha estado a la altura de unas circunstancias muy duras y difíciles para ella. La ex presidenta del Consell ha padecido un cáncer con tratamiento de quimioterapia y radioterapia.

La prisión de Palma, sobre todo el módulo de mujeres, donde comparte espacio con reclusas condenadas por delitos de sangre o por narcotráfico, no es el lugar más adecuado para su recuperación. Se ha convertido en una fumadora pasiva a la fuerza porque en la cárcel no hay limitación para el consumo de tabaco. Su salud corre un serio peligro.

Ante la voluntad de reparación del daño sin traspasar la responsabilidad a nadie aún habiendo sido la presidenta de una gran institución, cabe esperar que la Justicia sea receptiva a esta actitud. Munar ha dado el paso con su patrimonio anterior a la política. Asume así un error cometido en una época en la que tanto la situación de la sociedad como la de las instituciones era muy diferente a la actual. Está pagando un precio altísimo, tanto en su situación personal, por su estado de salud, como patrimonial, por como funcionaban las cosas en aquellos tiempos de bonanza, cuando parecía que los recursos públicos eran ilimitados. Su dignidad ha sufrido un golpe irreparable.

Pero Munar ha reaccionado. Nos encontramos ante un hecho absolutamente novedoso en todos los escándalos que han afectado a las Balears. A diferencia de otros implicados, no ha sido condenada a devolver dinero y lo hace de manera voluntaria. A diferencia de otros implicados, no esparce responsabilidades sobre nadie para salvarse ella. Busca salir de la cárcel, obviamente, pero a partir de sus propios actos, sin herir a nadie cuando su honor ha sido literalmente vapuleado. Es una actitud nueva y digna. Es un primer paso que debe abrir un camino de solución de los grandes desastres que han marcado la dinámica política y social isleña de los últimos tiempos.

 

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