El Govern Bauzá ha dejado muy claro que no aplicará el copago de medicamentos en los hospitales públicos hasta que no existan directrices claras. También ha afirmado de manera expresa y terminante que nadie se quedará sin medicamentos por motivos económicos. Se trata de anuncios que tranquilizan a los ciudadanos y cuyo coste económico es muy inferior a la estabilidad social que proporcionan. La actual legislatura comenzó envuelta en nubarrones a causa del endeudamiento público. Hace dos años, e incluso menos, se hablaba de privatización de hospitales, de total desprotección de los ciudadanos sin cobertura de la Seguridad Social, esencialmente inmigrantes. También se hablaba de copago sanitario en todas las circunstancias. Eran tiempos de pesimismo exacebado. Pero poco a poco, a medida que se ha controlado el déficit y se está consiguiendo salir de la crisis, ya es posible que el Govern haga gala de este sano humanismo que resulta imprescindible en toda acción política democrática. Todo indica que el Ejecutivo desarrollará cada vez más políticas sociales en los diferentes ámbitos de sus competencias. Esa ha sido la gran asignatura pendiente de los últimos ejercicios. Las medidas de ajuste y de austeridad en el gasto público suelen ser efectivas en los momentos más duros de toda depresión económica. Pero no pueden durar siempre. No pueden convertirse en norma. Es fundamental ayudar a los más necesitados como fórmula más efectiva para garantizar la estabilidad de la colectividad. Pero para conseguirlo se han de saber reconducir las dinámicas públicas. En este punto se encuentra el Govern Bauzá, que ya puede ofrecer una cara mucho más amable. Es otra prueba de que esta sociedad vuelve a recuperar poco a poco la sonrisa, sobre todo los segmentos que peor lo han pasado y que aún hoy día sufren mucho, a veces muchísimo.





