Se va.
ARTUR MAS tira la toalla y nos abandona en este caos y delirio político. El proceso independentista queda en manos de quien sepa adaptarse, de quien sea capaz de negociar hasta la saciedad, si la bombilla de la planta segunda de la Generalitat debe ser Led o halógena.
Para ocupar un cargo público que suponga el ejercicio de Poder (y entre ellos, el de político), debería ser obligatorio superar un TEST DE HUMANIDAD, para constatar que la persona en cuestión es una buena persona (por explicarlo de forma mundana), para asegurarnos de que no le vamos a conceder el Poder a alguien engreído, que día tras día, engorde su ego con los privilegios y prerrogativas anexos a su cargo.
Deberíamos poder controlar si el político se endiosa, si sale como un pavo vanidoso del water porque sabe que hasta allí le seguirán los medios con su cámara a cuestas. Deberíamos poder medir igualmente a través del TEST DE HUMANIDAD si alguien que va a ocupar un cargo tiene posibilidades de ser un “alfombra”, uno de esos que se pasan la legislatura haciendo la ola al que manda, y que digan lo que digan, él es fiel a un sólo principio “hacer siempre lo que más le convenga para medrar”.
ARTUR MAS se retira, o le retiran, y el proceso independentista continuará sin el paracaídas de la gran experiencia de un político de su talla.
Tendremos que ver ahora si los que quedan en pié, son capaces de ponerse de acuerdo para hacer avanzar un proceso dañado por la inexperiencia. La ignorancia es atrevida, y en esta historia, disfrazada de inexperiencia, ha dañado seriamente el sueño de los que votaron SI.
Veremos si perdura más allá de unos meses esa camaradería frente a los micrófonos, con apariciones en grupos de diez, con la alternancia en el papel de portavoz del grupo, con esa falsa complicidad entre compañeros de lista.
Ahora que ya han eliminado a su enemigo número uno, serán capaces de gestionar los intereses comunes, con el dinero de todos? o nos veremos inmersos en sucesivas batallitas contra fantasmas del pasado, o del presente, que impedirán un avance en la gestión pública?
Nos pasaremos cuatro años retirando monumentos o placas de los nombres de las vías públicas, sustituyéndolos por otros ? o avanzaremos en la gestión del día a día, con políticas constructivas?
La respuesta es de perogrullo, les ahorro su lectura.
Quien gobierne España se va a dar de bruces con un caballo desbocado, porque se acaba de caer su jinete, el único, me temo, que podía transmitir la imagen de seriedad, que un proceso así, necesita al menos en sus inicios, para poder ser creíble en el exterior.
