En el transcurso de una conversación con Héctor Cúper durante su primera etapa en el Mallorca y al hilo de los incidentes que provocan los hinchas violentos de los clubs de fútbol, me contó que en Argentina no se tomaron muy en serio al principio las epopeyas de las “barras bravas” y acabaron pagándolo con sangre. Aquí tendemos a copiar lo malo antes que lo bueno y, en efecto, las actuaciones de algunos de estos grupos de mentecatos ya ha causado muertes, como la del seguidor del Deportivo, Jimmy, cuya causa aún colea y, por lo que se lee y escucha, no pinta nada bien.
Si, se oye hablar menos de los Boixos Nois o los Ultra Sur, pero saltan a la palestra otros como el Frente Atlético, los Biris, los Ligayo, etc. Pues bien, el presidente de la Penya del Mallorca en Ciutadella ha solicitado al club su personación como acusación oficial en la denuncia que por presunta agresión ha formulado un joven mallorquinista contra miembros de la peña los Bukaneros del Rayo Vallecano. Siempre según esta versión de los hechos, a la presunta víctima no le sirvió de nada refugiarse en el interior de un coche cuyo conductor se brindó a protegerle infructuosamente hasta la llegada de la policía. De momento sólo ha recibido respuesta de Monti Galmés, muy activo en las redes sociales, comprometiéndose a enterarse de lo sucedido.
Grave error el de los clubs al consentir y, en algunos casos, avalar directa o tácitamente el apoyo vandálico de estos sujetos. La lacra se extiende por toda Europa al punto de que Inglaterra, la cuna de los “supporters” más incivilizados, ha pasado de originar el problema a controlarlo. En el resto de países no ha cundido el ejemplo. Estos pseudo delincuentes no aportan nada, sus cánticos en la grada ni crean ambiente, ni influyen en los jugadores, ya sean locales o visitantes. Y acabar con ello es muy fácil. Basta con querer. Igual que atender la solicitud del mallorquinista de Menorca.
