Monolito politiqueado

A los ciudadanos de a pie no se les ha preguntado -como hicieron con las terrazas del Borne-si querían o no mantener el monolito de Sa Feixina. Ahora el tema está tan removido que huele mal. En octubre del 2015 Arca ya consideraba la consulta popular, mientras que Cort rechazaba el referéndum aunque sí, se recogían firmas para lograr que no se derribara y las víctimas del llamado monumento al Crucero Baleares exigían su demolición al ser un símbolo de la represión franquista. Pero con la Iglesia topamos, que se lavó las manos cual Poncio Pilato, al afirmar que la cruz y el altar que hay en la piedra no tienen significación alguna como elemento de culto.
Todas las instituciones mencionadas (Patrimonio, Memoria Histórica, Federaciones de vecinos…) tienen opiniones diversas, pero les puedo asegurar que la mayoría de los ciudadanos a quienes he oído discutir sobre el asunto aseguran que es una verdadera vergüenza que no reine el sentido común y que se dejen de PePés y Joselitos, de Més y menos, de Podemos o hacemos y de Pss… porque están hartos de pagar y engrosar las arcas de la corrupción. Hace dos años se barajaba la suma de 50.000 euros para el derrumbe del icono fálico o llamado –coloquialmente- supositorio cuadrado; supongo que la cantidad habrá subido en el 2017. Por otra parte, dudo si alguien habrá pensado en la gente que lo construyó y a quién pertenecía el dinero con el que se pagó. La respuesta es fácil porque siempre nos toca a los mismos.
El fascismo desgraciadamente existió y no lo podemos borrar de un soplo porque la mayor batalla naval de la Guerra Civil dejó 800 cadáveres que nada ni nadie podrán reemplazar, es un mal irreparable y precisamente por eso, no debemos causar otros males con el dinero público. Hay muchas cosas en las que invertir en beneficio de la ciudadanía. No voy a ser original al mencionarles sanidad y educación pero probablemente lo sea si les digo que dejando a un lado el rencor, la ofensa y la ignorancia (salud educacional y mental) podríamos plantearnos desde un punto de vista más actual, el dichoso monolito que no solo estéticamente es horroroso. La propuesta es cambiar su significado, cambiar el contexto… Es tan solo una piedra que se puede pintar, tunear… es decir, reconvertir. Imagínense un pulmón verde frente al mar, lleno de árboles y niños jugando, lleno de vida. Y en la cima del monolito, un reloj de sol que nos recuerde que el paso del tiempo puede lograr mejorar la especie humana y lo que nunca debe volver a suceder. Hay quien todavía conserva grabada a sangre y fuego en su memoria una triste canción: “Viva el General Godet, Viva Primo de Rivera/ Viva Queipo de Llano, Mola y Franco por la guerra/ Los tres juntos se marcharon para España redimir/ Los tres juntos se marcharon para vencer o morir”. Los recuerdos de una guerra no se borran y por eso, hay que apostar por un futuro esperanzador.
Por último, me dirijo a los políticos de cualquier color. Sería un acto de humildad y sabiduría que pensaran que dentro de algunos años o, incluso siglos, quizá exista alguien que también querrá destruir lo que ellos hoy han construido y, seguramente no les vaya a gustar. Usen su mente y su corazón abiertos para el bien de los ciudadanos que se lo agradeceremos.

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