Ojeada sobre la política española

Aunque superficialmente no lo parezca, soy de la opinión de que España, en esta coyuntura actual, se muestra a través del cristal de una cierta y aparente tranquilidad política; lo que vendríamos en llamar estabilidad. El señor don Pedro Sánchez -por el momento Primer Ministro del Gobierno- es un tipo listo; muy listo. Muy cuco, él. Lo ha demostrado desde el principio de esta legislatura (incluyendo su nombramiento e investidura después de la jugada maestra contra un Mariano Rajoy en horas bajas, fatigado, crucificado por los escándalos de corrupción del PP y sin soportes parlamentarios).

Ahora, a finales del mes de febrero del 2022, y en pleno paso del ecuador de la legislatura, Sánchez exhibe un comportamiento sereno y mantiene un tono algo triunfalista pero eficaz ante el país, pese a cierta prensa y televisión, básicamente procedente de medios de comunicación publicados o emitidos desde la capital del Reino, Madrid. Suelen ser, este tipo de medios, bastante chillones, exagerados y alarmistas en pro de la eterna 'cruzada' de la derecha más tradicional y algo primitiva; en su lenguaje y en su contenido, claro.

Don Pedro parece que haya nacido de pie o, como mínimo, con buena estrella. Su talento y su olfato político le ha llevado y elevado a una condición de capacitación para gobernar España. Sin ser -ni quererlo- ningún genio de la política ni un gran estadista (de los que practican la 'Razón de Estado'), el jefe de Gobierno sabe jugar contra las adversidades y domina el 'savoir faire' con sus rivales y con parte de las distintas administraciones del Estado.

No cabe duda de que su aspecto físico le ayuda: una estatura convincente, un vestir moderado, una cara de bastante buena persona, un conocer el idioma inglés con corrección y, sobre todo un 'temple' que lo aguanta todo; todo lo que le echen, y más. Y eso, con una quietud de rostro que desanima al más cruento de sus opositores.

Su gran idea (o la de su principal asesor hasta hace pocos días, Iván Redondo, un 'coco', aprendiz de Maquiavelo) de construir una coalición con los restos de Unidos Podemos y, en gran parte, con la posterior decapitación de Pablo Iglesias y la posterior entronización de la señora Yolanda Díaz, le ha dado una enorme tranquilidad de movimiento que le ha permitido, hasta el momento, gobernar con pocos problemas (pandemia aparte) y tirar millas con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado; no es poco.

Si, además, añadimos una oposición mayoritaria que ladra pero no muerde, y unas puntuales 'ayuditas' de algunos pequeños grupos parlamentarios del Congreso (básicamente periféricos), obtendremos la fórmula casi perfecta del éxito actual del citado Presidente. Podemos convive pacíficamente (o, por lo menos, sin armas por la espalda), evitando conflictos; a ellos, naturalmente, no les conviene salir por piernas del Consejo de Ministros; aguantarán mientras su actual 'jefa', Yolanda Díaz, aspire a ascender en el escalafón político del ámbito español. Lo del ministro Garzón con la carne o la ligera oposición en el conflicto de Ucrania es pecata minuta; se puede soportar.

En el otro lado, la labor de oposición del Partido Popular es floja, débil, inconsistente y excesivamente machacona, como de niño a quién le están quitando el caramelo. Me temo que al Jefe de la Oposición, Pablo Casado, todo le va grande y su talla política no le permite avanzar en su carrera hacia la jefatura del ejecutivo; por lo menos, de momento. Su retrato incorporaría aquel dibujo de un 'pollo sin cabeza'. Para más inri, Casado arrastra un lastre excesivo para su quehacer. Tiene nombre femenino y se apellida Díaz Ayuso. La ambición de esta 'chica madrileña' puede con todo. Así como Sánchez no tiene opositores en las filas socialistas, a Casado le ha crecido un enano (una enana, más concretamente) en su entorno más inmediato.

Ayuso -con balas proporcionadas por su mentor, Miguel Ángel Rodríguez, un buitre de la política más cercana y campeón de tiro libre- esperará lo que haga falta, pero seguro que, con un 'timing' frío y calculado, aparecerá de la nada y se hará con el timón de los populares; al tiempo.

Por lo demás, nada nuevo bajo el sol: a Vox le crecen los votos que provienen de los 'cabreados' del PP y, principalmente, de los 'Ciudadanos', que tan solo esperan la definitiva caída de la guillotina y de los que no se sabrá nunca nada más. Los 'naranjas' morirán en sus trincheras y su líder, Arrimadas, volverá a vestir su traje de lunares jerezano; nacieron sobre las piedras de un anticatalanismo feroz (su único objetivo fundacional) y desaparecerán como una bombilla que se funde definitivamente.

Sánchez no se mojará con el tema 'catalán': a cada concesión a los 'indepes' (hasta ahora, nulas) pierde votos en el resto de España. Y ahora empieza tanda de elecciones autonómicas (Castilla La Mancha, Andalucia...) y no está el horno para bollos. De manera que la famosa 'mesa de diálogo' con Catalunya o la Comisión Bilateral Catalunya-España van a tener que esperar un par de eternidades. Y ni aun así... seguramente.

Por todos estos motivos es por lo que en estas observaciones a vista de pájaro veo una situación de cierta estabilidad política en los tiempos más inmediatos, cosa que sólo podría cambiar en el supuesto caso de que el Real Madrid bajara a segunda división.

Así lo veo y así lo cuento... luego, ustedes deciden.

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