Una buena relacion medico-paciente es posible en un entorno institucional de apoyo donde cada parte desempeñe de manera adecuada sus roles y sus responsabilidades en una toma de decisiones conjuntas. La interacción medico-paciente se ha ido trasformando desde la autoridad médica paternalista y omnisciente sobre un paciente pasivo a una relación más equitativa que sigue el principio de la autonomía del paciente. La relación médico paciente se optimiza y alcanza su máxima excelencia en la alianza terapéutica que es el mejor placebo que ha existido jamás.
Escucha activa, empatía y la deliberación conjunta entre el médico y el paciente son los ingredientes de la toma de decisiones prudentes compartidas. Ese el arte de la medicina esa es la alquimia que siempre debe de complementarse con los conocimientos y habilidades del profesional.La importancia de los derechos de los pacientes como factor base en las relaciones clínico-asistenciales es un hecho. El cuidado centrado en el paciente es un aspecto de la relacion medico- paciente que toma en consideración las preferencias, los problemas y las emociones de los pacientes. El ideal de una relacion medico- paciente consiste en construir un profundo conocimiento del paciente y sus valores, así como establecer una mutua confianza y un alto nivel de comunicación entre ambos.
Es muy importante que el medico explore que es lo que espera el paciente de su condición medica y del sistema de salud en general, así como las implicaciones sociales y económicas que la enfermedad tiene y llegara a tener para el paciente. Clave el establecimiento de patrones de colaboración y confianza mutuas y una adecuada comunicación. Objetivo: la calidad y la calidez asistencial y evitar la deshumanización o “cosificación” del paciente que pierde sus rasgos personales e individuales, prescindiendo de sus sentimientos y valores e identificándole por sus rasgos o etiquetas externas que funcionan como estereotipos despersonalizadores.
Tres depredadores de la relación médico paciente son el burnout o desgaste profesional, la violencia sanitaria y la sobrecarga asistencial crónica. Nadie da lo que no tiene. Es imposible una actitud empática cuando el medico está colapsado por la fatiga de la compasión. Una mala relación médico paciente esta preñada de malentendidos en la cual hablamos pero no nos comunicamos. Hay que luchar contra la proletarización de los médicos, obligados por la administración -que como el dios Cronos devora a sus hijos-, a trabajar a destajo, en aras a ser más eficientes y más productivos. Hoy más que nunca hay que reflexionar sobre lo que decía Walter Benjamín "en los hospitales la gente se muere de hambre de piel".
Y hay que rescatar a la lingüista Ivonne Bordelois, en su libro "Curar a las palabras que curan: ” Del mismo modo que se cuidan los instrumentos antes de una operación quirúrgica, debemos estar dispuestos a cuidar y a curar las palabras del intercambio médico, para preservar sus poderes terapéuticos. Nada sustituye ni supera el alcance de la palabra y la voz humana cuando nos encontramos al borde del sufrimiento y de la muerte. Pero una cultura tan negadora del sufrimiento y de la muerte como la nuestra también niega, necesariamente, ese alcance y esa relevancia, situados más allá de las fronteras del imperio tecnológico”
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.