Por primera vez en bastantes años, no me atrevería a cuantificarlos, el Comité Balear de Arbitros va a tener dos representantes en segunda división. A pesar de la mala clasificación de Cuadra Fernández, décimo octavo entre los 22 colegiados de la categoría, cuyo descenso se ha evitado al cumplir Arias López, Pérez Montero y López Amaya la edad reglamentaria, el Comité Nacional ha ascendido a Santiago Varón Aceitón, sexto entre los seis primeros de Segunda B. Es justo destacar la buena posición alcanzada por el asistente de primera división Francisco Javier Martín García y también el de Segunda, Rodríguez Rotger.
De todas maneras y aunque se hayan hecho públicas las calificaciones obtenidas, rara vez coinciden con las opiniones emitidas por cronistas, clubs y afición. El asturiano González Fuertes, casero donde los haya, encabeza la lista de ascensos a primera división, seguido de un colega de criterio desigual, por decirlo suavemente, el catalán Medié Jiménez y, este si, el castellano manchego Alberola Rojas. Pero que hayan descendido dos de los que subieron hace un año demuestra el pobre criterio que aplica el equipo de Sánchez Arminio y compañía. Se trata del riojano Ocón Arraiz y el vasco Bikandi Garrido, mientras el internacional Clos Gómez abandona por edad. Otra prueba del dudoso proceder del Comité es la mayor puntuación concedida al canario Hernández Hernández, lamentable director del Real Madrid-Barça de la temporada anterior o de un Betis-Barcelona en el que no concedió un gol con el balón claramente traspasado de la línea de meta. Si este es el mejor, ¡apañados estamos!.
Valga este “Cristal” para celebrar, eso si, este tímido avance del arbitraje balear.





