El plan municipal de convertir 56 de los 89 barrios de Palma en núcleos cerrados a los que sólo podrán acceder en coche los residentes ha sido ampliamente contestado por las asociaciones de comerciantes, mercados y otras entidades, que entienden que el proyecto convertirá estos barrios en guetos y trasladará la actividad a las grandes superficies de la periferia de la capital.
El proyecto de "supermanzanas" o "superislas" que recoge el nuevo Plan General de Ordenación Urbanística de Palma para los próximos años fue ampliamente recogido esta semana por mallorcadiario.com, con una detallada explicación de la propia concejal de Urbanismo de Cort, Neus Truyol. La concejal defiende estas supermanzanas como barrios que estarán dotados de "todos los servicios necesarios que requieren los ciudadanos, como sanidad, colegios, zonas verdes, de ocio, comercios y otros; su objetivo es que los vecinos en estas zonas dispongan de todos los servicios cercanos y así evitar que salgan de sus barriadas con el vehículo, salvo que sea por causas extraordinarias", según afirma la concejal.
En la práctica, el plan limitará el acceso de vecinos a tiendas, colegios, mercados, oficinas... que no estén en su barrio, dejando como única opción alternativa que se trasladen andando, en transporte público, en bicicleta o en patinete si es que quieren acudir a otro barrio que no sea el suyo.
Los comerciantes -representados por Afedeco, Pimeco, Pimem Comercio o Mercados de Palma- califican el plan de "disparate" y "locura". Están convencidos de que la idea acabará definitivamente con el comercio de proximidad que subsiste a duras penas en muchas zonas de la capital. Como ejemplo basta reseñar que Mercados tan populares y concurridos por miles de palmesanos como Santa Catalina o Pere Garau -incluidos en el plan de las supermanzanas- no cuentan con aparcamientos por lo que su actividad se verá notablemente afectada.
La ciudad ideal de Truyol -pensada para los patinetes, las bicicletas y un transporte público, que aún debería mejorar notablemente- nada tiene que ver con la Palma real en la que los padres llevan a los niños al colegio y las compras se hacen en mercados "de toda la vida" o en comercios tradicionales. Forzar un cambio de hábitos de forma tan radical no sólo conllevará grandes complicaciones cotidianas, sino que liquidará los negocios de miles de pequeños comerciantes que se verán privados de clientela.
Antes de poner en marcha este plan, Cort debe dar alternativas reales como la creación de párkings suficientes en las zonas comerciales, la consolidación de una red útil de aparcamientos disuasorios o la mejora del transporte público -incluidos los taxis que son imposibles de coger al paso en la mayoría de zonas de Palma-. El Ayuntamiento debe recapacitar el plan de las "supermanzanas" durante el periodo de alegaciones que se ha abierto y que, seguramente, contará con muchas de las críticas ya manifestadas al respecto. Convertir la ciudad en pequeños guetos no parece la mejor idea para una ciudad cosmopolita y del siglo XXI.
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