Visto lo visto estos días en Palma, mi querido lector, parece que un político sirve fundamentalmente para calentar con sus posaderas la silla que financiamos todos los contribuyentes. Y para poco más. Solo dando por buena esta falta de utilidad práctica de algunos políticos se entiende que el alcalde de una ciudad, que lleva toda una legislatura en el cargo, defienda ser conocedor de un gravísimo problema y al mismo tiempo su total incapacidad para solucionarlo. Y eso teniendo un concejal, nombrado por él, responsable específico del área donde se detecta el problema en cuestión.
Pues si. Ahora resulta que la existencia en Palma de una mafia policial más propia de una película de Tarantino que de la capital de la Isla de la Calma era conocida por todos mucho antes de que se produjera la primera detención. El alcalde Mateu Isern me contó hace unos días que desde su llegada a la alcaldía era conocedor de que existía un problema de corrupción en la Policia Local. Y afirmó con rotundidad que en cuatro años no ha podido hacer nada para solucionarlo. Ni él ni el concejal del área, el señor Guillermo Navarro.
Hasta que la fiscalía no ha entrado a trapo en el seno del Grup d’Actuació Preventiva, el GAP, del Ayuntamiento de Palma y ha destapado su podredumbre, no ha habido ninguna medida por parte de los responsables políticos de la ciudad y por tanto de la Policia Local de Palma. Ni el alcalde ni el concejal reconocen error alguno en su gestión. Y por supuesto ninguno de ellos tiene previsto dimitir o que lo dimitan. Su gestión ha sido impecable, según ellos. No estoy de acuerdo, ya se lo digo.
No cometamos el error de pedir solo responsabilidades al actual alcalde y a su equipo. La cosa viene de largo y la oposición ha reconocido también ser conocedora de estos problemas antes de la llegada del siempre buenista Isern a la alcaldía. Ocasión tuvieron socialistas y nacionalistas de entrar a trapo a solucionar este problema, y tampoco hicieron nada. Los problemas en el GAP son conocidos por nuestros políticos casi desde el momento de su fundación en 2007. El carácter elitista del grupo y su independencia respecto al resto de la Policia Local de Palma fueron el escenario perfecto para que unos cuantos cowboys corruptos hicieran de esta unidad policial su reino de taifas y su lucrativo negocio que les daba para pasearse por la Playa de Palma con ostentosos coches de lujo. Ya les digo, de película.
Ahora, por fin, el alcalde Isern ha tomado la decisión de desmantelar el GAP. Son historia ya las extorsiones a empresarios, las amenazas a otros policías, las juergas con prostitutas y trileros, los coqueteos con las drogas y todos los desmanes de estos mafiosos vestidos de azul. Terminó la fiesta. Y mientras tanto el concejal de seguridad ciudadana y el alcalde Isern, los responsables políticos de lo ocurrido, seguirán en sus puestos aplaudiendo la actuación de la fiscalía y felicitándose por su buena gestión.