No pasa día sin que tengamos otro titular que pone los pelos de punta. Hoy, en medio del caos general que son los ferrocarriles en Mallorca, nos enteramos de lo que nos temíamos: la empresa gestora, SFM, pierde 700 mil euros sólo porque el sistema de control de billetes es otro desastre y porque en la mayor parte de las estaciones se cuela una parte significativa de los viajeros, porque nadie se aclara con el sistema de tarifas y porque hay mucho pícaro. ¿Qué más nos falta? ¿Cómo se podrían hacer las cosas aún peor? Hemos comprado más trenes que los que se necesitan, sólo tenemos viajeros en un tramo de la red (Palma-Inca), hemos creado un metro que no transporta a nadie, el enlace Inca-Sa Pobla y sobre todo el Inca-Manacor tienen escasos viajeros, no hay dinero para limpiar, tenemos una plantilla funcionarial (ya de por sí una barbaridad) baja en cualificación y sobredimensionada y, encima, todo el sistema de control de viajeros no funciona porque lo ha dirigido alguien incompetente que, además, era irresponsable. La compañía, sin contar con la inversión demencial de Manacor a Artà, pierde anualmente más de 42 millones de euros, lo que significa que cada día los ciudadanos tenemos que poner 115 mil euros para las pérdidas de este servicio. ¿Es usted partidario del transporte público? No, no conteste porque la pregunta no tiene sentido, está mal formulada. Aquí la pregunta sería ¿es usted partidario de que, so pretexto del transporte público, se lleve a cabo una gestión catastrófica y se dilapide el dinero público? Dicho en otras palabras: el tren, como la sanidad pública, como la enseñanza pública, son excelentes proyectos que si no están bien gestionados, si no están en manos serias, terminan por desnaturalizarse y aquello en lo que creíamos se convierte en un sainete.





