La comisión de seguridad de la Platja de Palma languidece por la desidia de los concejales del equipo de gobierno de Cort, quienes ni se dignan a acudir a las reuniones que ellos mismos convocan. No se puede pretender que sucediendo esto alguien crea que existe un compromiso político serio con los comerciantes, empresarios y vecinos de esta zona de la ciudad que, no se olvide, está oficialmente declarada zona turística madura. Esta declaración obliga a la Administración a llevar a cabo una serie de actuaciones para las que está demostrando considerable pereza. Y de ningún modo los concejales Angélica Pastor, Neus Truyol o Joana Maria Adrover pueden pensar que sus incomparecencias en dicha comisión caerán en saco roto ante unos empresarios y vecinos que se juegan tanto en este asunto.
Pareciera que al equipo de gobierno que preside José Hila le importa poco lo que suceda en Platja de Palma. O que los miembros de la comisión ya no le son útiles, sino más bien al contrario. Pero no se puede jugar así con la gente y con el futuro de la principal zona turística de la capital balear. Después de años de degradación y graves problemas de seguridad que nunca han sido abordados seriamente, cuando parecía que tras un verano más tranquilo que los anteriores apuntaba a un cambio de tendencia, Cort parece creer que el problema está resuelto y que ya no hace falta atender las demandas que en la comisión se plantean por parte de sus integrantes. Esto constituye un error de gran calado. Cort debe tomarse en serio los problemas de s’Arenal y Platja de Palma y liderar otra vez la comisión de seguridad o disolverla y dejar claro que dimite de sus obligaciones.
