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Por un cambio en las actitudes políticas

sábado 09 de noviembre de 2019, 00:00h

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Este 10 de noviembre, los ciudadanos acuden de nuevo a las urnas para elegir a sus representantes en el Congreso y en el Senado. La convocatoria se produce siete meses después de las votaciones que conformaron unas cámaras que fueron incapaces de acordar una investidura a presidente del Gobierno, convirtiendo la XIII legislatura en la más corta e improductiva de la reciente historia democrática de España.

Sin caer en supersticiones, el número trece -el que correspondía a legislatura acabada- ha resultado nefasto para las aspiraciones políticas del país, mientras que 'bloqueo' ha sido la palabra que mejor ha definido la actitud de los protagonistas durante estos meses. Los comicios de este domingo deben representar un cambio de página, un giro radical en las actitudes de quienes resulten elegidos.

Aunque parece haberse avivado durante los últimos días, el ánimo de los votantes no acaba de encontrar argumentos para afrontar el desencanto y la decepción que muchos ciudadanos expresan abiertamente. El 75,75 por ciento de participación logrado en las elecciones de abril parece ahora un dato lejano e imposible de repetir. Como elemento constatable, la petición del voto por correo ha sufrido un notable retroceso; en Baleares, por ejemplo, ha sido un 12,6 por ciento inferior a la registrada en los comicios de hace siete meses.

La desafección y el distanciamiento que los ciudadanos experimentan frente a la clase política es creciente; que esta circunstancia no acabe afectando a la calidad de nuestra democracia depende de la capacidad que los representantes surgidos de las urnas elegidos tengan para anteponer el bien común frente a los intereses particulares.

Tras la noche electoral, sea cual sea el resultado, la disposición de los principales actores debe encaminarse a lograr entendimientos, acuerdos que aseguren no sólo una investidura sino la gobernabilidad de los próximos años. El horizonte económico e institucional con que se enfrenta el país no permite margen para errores ni mucho menos para llevar a la nación hacia una nueva situación de parálisis que aboque a otras elecciones. Es hora de que los ciudadanos ejerzan su derecho al voto -de la forma más masiva posible- y de que lo políticos sepan estar a la altura de aquellos a los que representan.