Las declaraciones de la llamada gente pública, magnificadas por los medios de difusión y las redes sociales, nos permiten asistir atónitos a toda una serie de manifestaciones más que peregrinas (aquí que cada lector ponga el adjetivo que más le plazca) de gente anatemizando y criticando a los que fuimos invitados y asistimos a la recepción ofrecida por Felipe VI en el Palacio de la Almudaina el pasado domingo día siete; de gente que antes de haber logrado subirse al carro del abrevadero público no se les conocía por su dedicación a la cosa pública en ningún caso.
Declaraciones de gente que antes de lograr que le pagaran de nuestros impuestos por no pegar un palo al agua, se dedicaba única y exclusivamente a lo suyo; de gente que no eran nadie y volverán a no ser nadie en cuanto dejen de cobrar del erario público; de gente que si por algo han destacado hasta hace un par de años ha sido por ser unos corruptos, individuos sin escrúpulos, que formaron parte de la clase directiva que vendió las preferentes de la banca española sin pestañear, dejando en la miseria a millares de jubilados y que han pasado de sinvergüenzas a intentar dar lecciones de moral en un plisplás de la mano de Podemos; de gente que se muere de envidia (cochina), sentimiento colmado de rencor, resentimiento y de malos deseos, emoción que surge debido a que padecen frustraciones personales, baja autoestima, que surge por su dificultad de poder conseguir objetivos que se han planteado en la vida, porque otras personas del entorno tienen una mejor condición de vida y esta situación no es aceptada, o hasta por su propia inseguridad.
Algunos de los representantes autonómicos en el Parlamento Balear han declinado la invitación a la recepción con una justificación como mínimo fuera de lugar como la justificación de la portavoz del grupo parlamentario en la cámara balear y secretaria política de Podemos en Baleares, (estudiosa de filología hispánica que es la rama de la filología que se ocupa del estudio de la lengua española y su literatura) quién hasta el año 2014, en que se integró en Podemos, formó parte de la candidatura unitaria anticapitalista Dissidents, explicó que considera que "una recepción real no es el espacio mejor para poder comunicar los problemas de las mayorías sociales de las islas que son los que preocupan y por los que trabaja Podemos".
Puedo asegurar y aseguro que en la invitación no pone en ningún lado que la recepción sea para tratar los problemas de las mayorías (ni tampoco de las minorías) sociales de las islas, por lo que considero que la justificación de la tal parlamentaria para no acudir a la recepción es más un postureo, que una razón de peso. Sin que por otro lado tenga ninguna obligación de acudir, si así lo desea, ni tampoco tenga ninguna obligación de justificar porque no acude; lo que si tiene obligación de hacer, si desea dar una justificación, es que esta justificación sea razonable y que tenga algo que ver con el acto o con el actor del mismo, y no mentir al electorado que la eligió y que la paga para que lo represente de la mejor y más educada forma posible, a no ser que no entendiera la invitación a pesar de su educación universitaria, lo que tampoco la justificaría, y se trate otra vez más de otro postureo al que tan aficionados son.
Esta recepción anual a las autoridades baleares y a una amplia representación de la vida social y sociedad civil del archipiélago es todo un reconocimiento de la casa real a estas instituciones y representantes de la sociedad de las Islas, sin que a nadie que yo sepa, se le pida el carnet de monárquico (al menos a mí no me lo pidieron), ni se le pida que renuncie a sus creencias políticas, sean las que sean, si es que las tiene, porque si el único pensamiento político que tienen es vivir del cuento tienen que saber que esto no es una idea política, esto es sinvergonzonería política.
Según expresó el portavoz del partido Més, David Abril, tampoco acudió a la recepción porque se define como un partido “soberanista y republicano”, como si el ideario político impidiera cumplir con el protocolo, como si impidiera asistir a una recepción del Jefe del Estado, como es Felipe VI, que nos guste o no nos guste, es lo que es en este momento. El hecho de asistir o no a una recepción de este tipo no añade ni quita nada a la lucha por devolver a España la organización del Estado que no tendría que haber perdido nunca por las armas.
El debate monarquía vs república en España, a pesar que, en este momento es minoritario, yo creo que es interesante que exista y que la gente se defina, pero es difícil cuando, (hablo ahora a nivel estatal y a la vez a nivel autonómico) MÉS, con tal de tocar poder, a pesar de declararse “soberanista y republicano”, no duda en pactar para tener poder, para agarrar sillón y agarrar más paga pública, con un partido como Podemos que, mirando con detenimiento en su extenso programa electoral (más de 300 páginas), se pueden leer propuestas de todo tipo, pero que no lleva nada, absolutamente nada, sobre algo tan básico como es el modelo de Estado que se pretende conseguir, un aspecto muy relevante para un partido que no sólo quiere gobernar, sino cambiar la Constitución de 1978, pero repito, que no aparece ninguna propuesta sobre si monarquía o república; que no duda en pactar con el PSOE cuando este se ha declarado claramente monárquico, repito no dudan en pactar porque “la pela es la pela” y luego para contentar a sus electores hacen el paripé (según la RAE: fingimiento, simulación o acto hipócrita) de rechazar una invitación a una recepción del Jefe del Estado. Lo suyo es para mear y no echar gota, un disparate.
Por cierto, lo que sí sería efectivo es que presentaran una proposición de ley en el Congreso de Diputados para que se celebrara un referéndum vinculante sobre si el pueblo español quiere república o monarquía, cosa que no han hecho, ni creo que tengan el suficiente coraje (o lo que tengan que tener) para hacerlo, ninguno de los dos partidos. Lo demás, repito, es postureo barato, vulgar e ineficaz.