En atención a sus presupuestos, plantilla, nombre y tradición, el partido entre el Elche y el Mallorca de esta trigésimo cuarta jornada de tediosa liga en segunda división B, debería ser un partidazo; bueno, con matices. Dada la categoría lo dejaremos en que al menos por el escenario y el cartel, tendríamos que ver competir un escalón por encima de lo habitual. Ya lo veremos.
Para cualquier club de este calibre desplazar a 19 jugadores supone un lujo que probablemente entre los cuatro grupos solo se pueda permitir el Mallorca, tan cicatero en otros aspectos. Que ni así figure en la lista Damiá indica el oscuro porvenir que le aguarda al centrocampista mallorquín. No es que se le vaya a echar de menos, pero su ausencia da pistas y constituye un dato.
La llegada de Pacheta al banquillo ilicitano parece haber producido el efecto de un buen par de banderillas. Los franjiverdes se han movido en la indefinición durante toda la temporada y es evidente que el tiempo se les acaba si quieren mejorar su posición para afrontar un play off difícil de desvanecerse.
El Atlético Baleares acogerá en Son Malferit a otro de los equipos en declive. La proyección del Ontynent en la insulsa Copa Federación ha condicionado hasta el desinterés su evolución en el campeonato. Quinto en la primera vuelta, tras el ecuador es uno de los cuatro peores. Mala elección. Ventaja para los de Mandiola que, aún sin el resucitado Xisco, encontrarán en la posibilidad de permanencia el estímulo preciso ante un enemigo desmotivado y sin objetivos. Aun así no estará de más tener un ojo en Santa Eularia donde la Penya y el Llagostera se enfrentan sobre el alambre, sin olvidar al Olot y el Formentera.
