Preocupante aumento de los casos de COVID en verano

El repunte de casos de COVID‑19 este verano supone una situación inesperada en Baleares. Hasta hace poco, era habitual asociar el virus al frío y al invierno, pero la realidad actual ha dado un giro por completo. Las farmacias del archipiélago han experimentado un incremento espectacular: se ha duplicado la venta de test de autodiagnóstico respecto a principios de año. Se trata de una demanda que refleja no sólo el temor entre la ciudadanía sino también un cambio real en la dinámica epidemiológica.

El hospital Son Espases cifra en unos 30 casos detectados por semana, el triple que a comienzos de julio. La tasa de positividad ha pasado del 5 por ciento al 15 por ciento, y aunque en términos absolutos los niveles siguen siendo bajos —9 casos por cada 100 000 habitantes o 13,6 entre mayores de 60 años en la semana 30 del año—, el cambio de tendencia ha despertado la alerta entre autoridades sanitarias.

Este fenómeno no es caprichoso sino el resultado de varios factores que confluyen durante verano, en un entorno vacacional como el balear. El jefe de Microbiología de Son Espases, Antonio Oliver, lo explica con claridad: por un lado, el COVID ya no compite con la gripe invernal, y por otro, el virus ha demostrado una capacidad notable para propagarse en entornos de alta socialización, precisamente más frecuentes en la temporada veraniega. Esta nueva fase del virus se observa desde hace dos años: ya no teme al sol, sino que incluso parece prosperar en él.

Gracias a la vacunación poblacional y a la inmunidad acumulada, su impacto clínico hoy es mucho menor que en los años previos. Lo que prima ahora es la vigilancia, pero no el pánico

Así, no es de extrañar que las farmacias se hayan convertido en el termómetro ciudadano del virus. Muchas personas acuden con síntomas leves —dolor de garganta, malestar general, fiebre leve o congestión nasal— para descartar que sea COVID, o simplemente en busca de un alivio sintomático sin buscar un diagnóstico formal. “Algunos ya lo han normalizado, pero hay quienes están más preocupados, especialmente si tienen cerca personas mayores” —relata la vocal del Colegio de Farmacéuticos, Rosa Llull.

La situación pone de relieve la obviedad de que el COVID‑19 sigue presente y que su circulación ya no está limitada a épocas concretas. En todo caso, pese a este repunte veraniego, es evidente que la enfermedad ha cambiado. Gracias a la vacunación poblacional y a la inmunidad acumulada, su impacto clínico hoy es mucho menor que en los años previos. Lo que prima ahora es la vigilancia, pero no el pánico. El virus ya no representa el riesgo crítico de antaño, aunque el sistema de vigilancia epidemiológica funcione aún a medio gas.

Hay que ser conscientes de que el COVID‑19 no ha abandonado el escenario: sólo ha cambiado de estación. Por ello, aunque nadie espera volver a vivir una pandemia, conviene no bajar la guardia. La precaución y el sentido común siguen siendo las mejores herramientas para proteger a quienes más lo necesitan.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias