Ciudadanos, la formación que a nivel nacional lidera Albert Rivera y en Balears Xavier Pericay, ha demostrado mucha cautela a la hora de incorporar a sus filas a cierta gente, conscientes de que su auge en las encuestas puede propiciar -y de hecho lo hace- que haya individuos oportunistas que se apunten al carro. Esta precaución extrema les ha impedido presentar candidaturas en la mayoría de ayuntamientos de las islas excepto en Palma, Calvià y Son Servera, además de al Parlament y al Consell de Mallorca.
En este contexto, Ciudadanos en Balears optó por prescindir de su jefe de prensa Pedro Perelló cuando llevaba a penas un mes ejerciendo sus funciones, al tener conocimiento de la existencia de una denuncia contra él por malos tratos en el ámbito familiar presentada en el Juzgado de Violencia sobre la mujer número 1 de Palma. Perelló ocultó esta circunstancia al partido, lo que motivó su apartamiento fulminante tan pronto como supieron lo ocurrido.
Pericay declaró que dada la presencia pública de esta persona en tal que responsable de prensa y de relaciones con los medios de comunicación, el hecho de tener una denuncia era incompatible con esas funciones, aunque quiso mostrar su respeto con la presunción de inocencia. Sin embargo, y aunque cada cual es muy libre de actuar como crea conveniente, Ciudadanos ha colocado su listón muy arriba al impedir que alguien ejerza responsabilidades en el partido, aún sin ser candidato, sin siquiera tener una condena judicial.
La mera existencia de una denuncia ante el juzgado por un asunto que nada tiene que ver con la política ni la gestión pública, ha bastado para apartar a un colaborador del partido, lo que a todas luces parece una prevención excesiva que puede acabar pasando factura a Pericay ya que este antecedente le obligará a actuar del mismo modo en el futuro, sea quien sea el denunciado.
