He leído que si la Lliga Regionalista de Jaume Font obtiene representación en el Consell de Mallorca o el Parlament dejará que gobierne la formación política más votada. Font es un político con experiencia que sabe que la sociedad balear ya no está para experimentos raros que lo único que consiguen es desprestigiar a las instituciones y generan inestabilidad en la labor del gobierno. Cuatro años después ha quedado muy claro que la operación todos contra el PP que encabezaba Antich ha sido un fracaso estrepitoso -el segundo- que ni ha sido bueno para los ciudadanos ni para las instituciones. Lo que ha ocurrido esta legislatura en el Parlament no tiene nombre. A partir de ahora, y por mucha propaganda que hagan, le resultará difícil a Antich vender dignidad cuando aprobó unos presupuestos gracias al voto de un diputado que tenía pie y medio en la cárcel. Cuando el diputado ya entró en la cárcel, Antich ni siquiera pudo entregar los presupuestos. Por no hablar de leyes que han sido tumbadas en la votación o votos comprados que ponen en duda la legitimidad de los principales gobiernos de estas Islas. Font ha hecho bien en aclarar sus objetivos políticos. Así, cuando un ciudadano vaya a votar el próximo 22 de mayo sabe que si vota Font, gobernará el más votado, algo que ocurre en las democracias civilizadas.
