¿Quitamos las pancartas?

Siguen ahí. Son visibles en las fachadas de numerosos hoteles, en los pisos altos de las sedes de empresas y patronales, en el escaparate de negocios muy variados, y también en el perfil de muchos usuarios de las redes sociales. Ahí, en mis redes sociales, yo también tuve expuesto en mi perfil durante una semana el llamativo logotipo de SOS TURISMO.

En febrero de este año -y han pasado más de 4 meses- se activó la campaña para concienciar a todo el mundo de la importancia de rescatar al sector y como un llamamiento a las autoridades para que lucharan al máximo para que Baleares no se quedara sin una segunda temporada turística consecutiva. Se trataba, además, de activar un plan de vacunación que por aquel entonces iba a paso de tortuga.

Desde esta tribuna, me posicioné a favor de la campaña, en contra de muchas voces que la consideraban innecesaria, ridícula e incluso contraproducente (muchos la criticaron por interés personal o empresarial y por celos). SOS TURISMO era un llamamiento desesperado y necesitaba todo el apoyo, entre otros motivos, porque tenían razón.

Más de 4 meses después, y con los alemanes dando vueltas por aquí, con los holandeses y escandinavos volviendo a nuestras playas, y esperando a los británicos, los convocantes deben plantearse si ahora ya conviene despejar las fachadas y ponernos a trabajar.

Ya no hay actividades que acompañen a la iniciativa, y, lo más importante, hace tiempo que se ha perdido el impacto del factor sorpresa. SOS TURISMO ya no sale ni en los telediarios ni en los periódicos ni en las redes. Mejor despejar fachadas y preocuparnos de atraer todo el turismo que podamos y que, una vez aquí, le demos la mejor experiencia posible.

Hablando de atraer turismo. Me llama la atención la timidez con la que se está intentando persuadir al turismo nacional de que somos su mejor destino para este verano. El 80% de los españoles ya tiene decidido que no saldrá del país en estas vacaciones. Un mercado, el nacional, que tiene dinero para gastar como nunca lo ha tenido porque viene de un año y medio sin viajar y con tantas restricciones al gasto que ha reunido un presupuesto muy interesante.

Me falta ver decisión empresarial e institucional en esta dirección, especialmente en zonas tradicionales del turismo británico que, como mínimo, no volverá hasta bien entrado julio.

Trasmediterránea y Balearia son las únicas empresas que uno puede ver haciendo campañas intensivas en prensa y televisiones estatales vendiendo lo idílico de nuestras islas. Claro, venden billetes. Pero también venden Baleares.

DEDICATORIA A MI QUERIDO JUAN VELASCO

Amigos y familiares recibimos este jueves la fatal noticia de la muerte del empresario y publicista Juan Velasco. Falleció en Punta Cana sin haber cumplido los 60 años. Fue propietario de Clave Publicidad, la agencia más influyente de los años 90 y de principios del siglo XXI.

Quien escribe no nació en Mallorca. Qué le vamos a hacer. Todos sabemos como es la sociedad mallorquina, reservada, prudente y recelosa con los ‘forasters’ y los catalanes. Juan Velasco fue ese ser magnético que se convirtió nada más conocernos en uno de esos guías introductores en la sociedad mallorquina. Era algo mayor que yo, con un muy superior poder adquisitivo al mío (estaba empezando mi carrera profesional), y con un reconocimiento social en lo más álgido. No tenía ninguna necesidad pero siempre estuvo ahí. Siempre me acompañó y me ayudó. Siempre hemos sido muy buenos amigos. Tengo anécdotas para escribir un libro. Anécdotas de mil y una ‘primeras veces’ que siempre fueron con él. En su casa y en la mía éramos habituales.

Como gran publicista, hoy podría discutir con Juan del tema de SOS TURISMO y su campaña, y de mil cosas más. Disfrutaba poniéndose en tu contra para llevarte la contraria. De ahí quizás su éxito profesional.

Juan Velasco fue víctima de la crisis económica de 2010, víctima de abusos judiciales que le tuvieron imputado varios años antes de archivarse su caso, víctima de la falta de miras de los políticos y su revanchismo cuando gobiernan. Sin embargo, no me consta que nunca le traicionara ni abandonara uno solo de sus amigos. Amigos que le acompañaban para una ‘caragolada’, un chupito helado de vodka o una copa de Ron Brugal.

Cayó ‘Clave Publicidad’ y se supo reinventar. Buen empresario, además de buen amigo. Abrió el ‘Friki’s bar’ en Porto Pi. Allí se levantaba a las 5 de la mañana para ponerse a hacer el pan que necesitaría el establecimiento. Y esto lo hacía un hombre que estuvo décadas en la cresta de la ola. Anillos que no se le cayeron. También se hizo con la ‘pambolieria’ del Paseo Marítimo, con el restaurante del Mirador de sa Foradada y recientemente abrió el restaurante Sa Roqueta en Punta Cana, lugar de reunión para los muchos mallorquines que trabajan allí.

Y allí, en el Caribe, su mala salud de hierro acabó con él. No con los buenos y únicos recuerdos que deja en centenares de buenos amigos entre los que me quiero incluir. Tendríamos que quedar todos para homenajearlo.

Joan. T’enyorarem.

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