Rabia en Son Sant Joan

Gritos, resignación, estupor. Los cientos de pasajeros que esperaban por la tarde en Son Sant Joan poder volar para pasar unas vacaciones no daban crédito a lo que oían. “¿Cómo una huelga a esta hora, sin aviso?”, decían algunos. “¿Los que ganan 300 mil euros anuales?”, se oía en las incontables colas. Los extranjeros dudaban de su escaso castellano, cuando creían haber entendido que había huelga. Un empleado extranjero de una compañía aérea preguntaba cómo no sabía de la convocatoria, si la ley prevé que se convoquen las huelgas. Una mujer a la que una empleada de una compañía aérea le dijo que “acaban de empezar una huelga” le contestó si le estaba tomando el pelo. “Ahora, después del retraso, nos vienen con esta historia”. Después intentó explicarle a su hija de unos ocho años una situación que ni ella entendía. Algunos alemanes que esperaban abordar su avión en el hub que Air Berlín tiene en el entorno de las 20 horas miraban atentamente las pantallas vecinas al duty free porque todos los vuelos ponían “Retrasado”. Eso sí, Aena no informó por los altavoces de la novedad, porque la nueva política es que por la megafonía únicamente se advierte sobre la ausencia de avisos por altavoz. Y en las pantallas tampoco se explicaba que aquello no eran retrasos, sino el caos. Las compañías aéreas, todas ellas privadas, mantuvieron el tipo dando la cara ante una situación surrealista. Los pasajeros esperaban qué hacer, cuándo. La mayor parte de los viajeros se preguntaban si perderían el hotel reservado cosa que, obviamente, apenas cuatro horas antes de acabar el plazo para alojarse, era muy probable. “Voy a Madrid para enlazar con Sudáfrica”, decía una pareja que esperaba que la protesta sólo dure unas horas y puedan volar más tarde. Los pasajeros del vuelo de Easyjet, el único vuelo que existe a Gatwick, tuvieron ración cuádruple de desgracia: se suspendió el viaje el miércoles y el jueves por nieve en el aeropuerto de destino. Pero lo peor fue hoy, porque a las 15, cuando aún a los controladores les daba la gana dejar volar a los aviones, hubo un retraso de cuatro horas. A las 19, por lo tanto, ya era tarde para salir. Las compañías aéreas están trabajando para reprogramar sus vuelos y salvar lo que puedan de este naufragio. Encima, la sala de salidas del aeropuerto se llenó de cámaras de televisión que registraban los momentos más desagradables de los viajeros, algunos de ellos al borde de la crisis. Fácilmente, unos dos mil pasajeros, principalmente de Air Berlín, pero también de Air Europa y Spanair, y en menor medida de otras líneas aéreas, fueron los afectados en Son Sant Joan, en un primer momento. A medida que pasan las horas, por supuesto, el número de víctimas se dispara.

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