Un año más se repite la tradicional escena en el portal mayor de la Catedral de Mallorca. Los miembros de la Familia Real acuden a la misa de Pascua y son recibidos por el obispo de Mallorca, Javier Salinas y los miembros del Cabildo de la Catedral, además del presidente del Govern, José Ramón Bauzá y la presidenta del Consell, Maria Salom. Los Reyes Felipe y Letizia y las Infantas Leonor y Sofía, acompañados de la Reina madre, Sofía de Grecia fueron, un año más, fieles a la tradición y no faltaron a la cita, donde una muchedumbre se congregó entre la Seu y la Almudaina para saludarles y fotografiarles. Este año a diferencia de la Pascua precedente, el Rey Juan Carlos no viajó a Mallorca, evidenciando que deja en manos de su hijo y titular de la Corona el papel protagonista de los actos a los que tradicionalmente él acudía. Tampoco acudió la hermana mayor del Rey, la Infanta Elena. La ausencia de la Infanta Cristina y de su marido, Iñaki Urdangarin, se daba por descontada.
Poco a poco se despejan las dudas que surgieron tras la proclamación del rey Felipe VI con respecto a su relación con Mallorca. En su primera Pascua como jefe del Estado ha mantenido la tradición, renovando así el compromiso que la Familia Real mantiene hace décadas con la isla. Nada parece haber cambiado. Los palmesanos pudieron ver el Viernes Santo a la Reina Sofía, madre del Rey Felipe, viendo la procesión del Santo Entierro en la plaza de Sant Francesc, como una palmesana más, en línea con su declarada estima a Palma que recordó hace pocas semanas en la entrega del ‘Premio Popular de Honor’ que le otorgó la cadena de radio Cope Mallorca en el Teatre Principal.
Todo lo anterior hace que los habitantes de Palma y los mallorquines en general se sientan honrados con la presencia de los miembros de la Familia Real y de su fidelidad hacia nuestra isla. El Rey Felipe conserva sus hábitos y tradiciones, como ya hizo su padre. Sin duda una buena noticia para Mallorca.