Si usted dispone de 100.000 $ (y un gusto no muy refinado) puede reservar la suite Empatía del Palms Casino Resort. Es un poco como la de Resacón en Las Vegas (de hecho está en Las Vegas) y, aunque no está el tigre de Mike Tyson, tiene dos tiburones disecados en una vitrina que parece diseñada para que la rompa un borracho de un cabezazo. Todo es feo en la habitación, hasta la mesa de billar de colores. Y también la barra de bar, un cristal relleno (vaya usted a saber por qué) de blisters de medicamentos. Parece, en suma, apta para acoger las fiestas de Lamine Yamal, sus enanos y sus chicas de imagen, pero si usted está siendo tentado debe saber que el hotel exige reservar un mínimo de dos noches. Es un dinerillo pero, como dice Pachi López ¿a usted qué más le da?
Lo que sí debería importarle es el cupo catalán que está negociando el PSOE. Es el enésimo pago de Sánchez para continuar en La Moncloa, y nos va a costar muchísimo más que la suite Empatía. «El primer fundamento del nuevo sistema de financiación es la solidaridad», ha dicho tan ancho el ministro Ángel Víctor Torres. «Solidaridad, bilateralidad y multilateralidad» ha añadido, dejando al desconcertado oyente la tarea de compatibilizar las dos últimas. Como ven, sólo le ha faltado añadir lo del núcleo irradiador, que al menos habría encandilado a Elisa Mouliaa.
¿Solidaridad? Lo que el cupo hace es, precisamente, romper el perímetro de solidaridad de los españoles. Acepta el planteamiento etnicista según el cual los catalanes pueden quedar excluidos de la aportación al esfuerzo común, que es el mismo que formuló en su día Francesc Pujol: «ser catalán equivaldrá a tener los gastos pagados en todas partes allá donde vayan, porque bastará y sobrará ser catalán para que la gente los acoja en su casa o les paguen el hotel, que es el mayor obsequio que se les puede hacer a los catalanes cuando van por el mundo, y en resumidas cuentas valdrá más ser catalán que millonario».
¿Qué piensan los partidos de izquierda de esta ruptura flagrante de la igualdad y la solidaridad entre españoles? Izquierda Unida ya ha dicho que el acuerdo le parece bien, pero sólo lo apoyara si no provoca discriminaciones (que es su razón de ser) y puede ser extensible a otros territorios. Y ante esto sólo caben dos alternativas: a) son estúpidos o b) consideran estúpidos a sus votantes. Porque la extensión del cupo sólo puede interesar a las comunidades aportantes (ahora sólo quedarán Madrid y Baleares), y es un insulto pretender hacerlo a las receptoras.
Es como si en Mallorca se aprobara una norma que dijera: lo que se recauda en Son Vida se quedará en Son Vida, pero no os preocupéis que en Son Gotleu haremos lo mismo. El PSOE de Castilla y León se ha apresurado a pedir un acuerdo similar, pasando por alto que CyL aporta 7.000 millones y recibe 9.000: pedir un cupo equivale a renunciar a 2.000 millones, el 22,22% de sus ingresos. De nuevo ¿los socialistas de CyL son estúpidos o intentan engañar a sus votantes, a los que consideran estúpidos?
El ejemplo exitoso que ha guiado a los nacionalistas catalanes es el de los privilegiados conciertos del País Vasco y Navarra, que los excluyen del régimen fiscal común y han llevado a que la financiación por habitante sea un 80% superior a la media en el caso de Navarra, y 2,2 veces en el caso del País Vasco: sí, un ciudadano del País Vasco tiene 2,2 veces más financiación para sanidad y educación que usted. Además el resto de España les paga su notable déficit en pensiones (más de 5.000 millones y 800 millones respectivamente).
En fin, todo esto es muy abstracto, así que quédense con esto. Con el nuevo sistema Cataluña recaudará 20.000 millones adicionales que antes iban a la caja común del estado. Es un primer paso del camino que, si se añade lo que queda de IVA y el resto de impuestos, conducirá a 35.000 millones de euros al año de incremento para Cataluña y decremento para el resto de España. A esto hay que añadir el déficit de la Seguridad Social (otros 5.000 millones), que eso sí lo compartirán generosamente los catalanes con el resto de españoles.
Eso supone que la estancia de Sánchez en Moncloa nos costará cada año el equivalente a 400.000 estancias en la suite Empatía de Las Vegas, y en ambos casos la juerga será similar. Curiosamente, 400.000 estancias al año equivalen a 1.096 juerguistas derrochones al día, cifra que tal vez coincide con el número de asesores de Sánchez. Por cierto, él continúa infringiendo sus obligaciones de transparencia y se niega a proporcionar información sobre este asunto. De esto hablamos otro día.
Un comentario
No se si a alguien se le ha ocurrido pensar de donde salen tantos miles y miles de millones, para pagar a políticos, «asesores», coches oficiales escoltas y hasta sus vacaciones todo incluído y hasta la famiglia gratis total en un «resort» de superlujo.
Tmbién hay pagar los europarlamentarios y asesores, los de la ONU, la OMS, la ONU Mujeres y así hasta el infinito.Y las nóminas no son precisamente cortas….