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La responsabilidad individual en el retorno del turismo

lunes 17 de agosto de 2020, 00:00h

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El reducido impacto que el coronavirus tenía en Baleares hace apenas dos semanas ha sufrido un giro de 180 grados que ha trastocado la temporada turística que empezaba a consolidarse. En quince días la incidencia acumulada del virus en las Islas ha pasado de ser de 21 casos por cada 100.000 habitantes a los 137 casos, también por 100.000 habitantes, que alcanzó a final de la semana que ha acabado.

Estos registros sitúan a Baleares entre las seis comunidades con más incidencia del Covid 19 en esta fase de rebrotes generalizados en todo el país; una situación que ha llevado a las Islas a pasar de una esperanzadora 'experiencia piloto' de llegada de turistas a mediados de junio -cuando aún ni siquiera se podían realizar viajes entre comunidades- a engrosar la lista de regiones a las que los principales países emisores de turistas aconsejan no viajar o, directamente, imponen cuarentenas.

El mazazo que ha supuesto que Alemania dé el paso en este sentido es demoledor. El 33 por ciento de los turistas extranjeros que tradicionalmente eligen Baleares proceden de este país. Que el gobierno alemán desaconseje viajar a las Islas por considerarlo un destino no seguro y exija un test PCR a la vuelta con cuarentena hasta saber su resultado ha tenido un impacto inmediato en las cancelaciones de reservas previamente realizadas y en el retorno apresurado de los alemanes que ya estaban en las Islas.

El Govern balear afirma que la temporada turística no está acabada y confía en una rápida mejora de la situación sanitaria, con el consiguiente cambio de recomendaciones de países como Alemania.

No será fácil y dependerá también de las actitudes individuales de cada ciudadano. Precisamente la baja incidencia del virus en Baleares hasta no hace mucho hizo que hubiera una equivocada sensación de inmunidad, lo que provocó que se bajara la guardia y se relajaran las actitudes de prevención. Esta circunstancia -y también una mayor detección de positivos por el incremento de pruebas- nos ha conducido a esta situación de huida del turismo, con todas las consecuencias que ello representa: cierre de hoteles y hundimiento de sectores como el comercio o la restauración; o lo que es lo mismo, cerrojazo a la economía balear.

La temporada podría salvarse con el esfuerzo de todos, desde la acción personal de cada ciudadano cumpliendo con la responsabilidades del deber colectivo, hasta las administraciones, que habrán de destinar recursos a proteger el tejido económico y los puestos de trabajo afectados, así como a realizar campañas de comunicación efectivas en los mercados emisores que ahora nos han abandonado. Que vuelvan a venir turistas depende de múltiples factores en los que también intervenimos cada uno de nosotros con decisiones que parten de la necesidad de cuidar nuestra salud individual y la de nuestro entorno más próximo.