La eurodiputada del PP Rosa Estaràs ha expuesto ante el Pleno del Comité de Regiones de la Unión Europea los objetivos que se ha trazado en su labor como ponente del Parlamento Europeo en la propuesta legislativa para reformar el actual Fondo de Solidaridad de la UE, que es el programa destinado a socorrer a las víctimas de catástrofes naturales en Europa. Las principales medidas que propondrá para la mejora del Fondo están dirigidas a asegurar que los afectados pueden usar esta ayuda de forma más rápida, clara y fácil y, por otra parte, que asegure que las regiones que sufren catástrofes puedan acceder a unas ayudas que, hasta ahora, en muchos casos les han sido denegadas por el carácter local del fenómeno y sus consecuencias.
Según expuso la europarlamentaria balear, es necesario asegurar que la reforma de este Fondo de Solidaridad, uno de los que suponen una respuesta más directa a los problemas que puedan afectar a los ciudadanos europeos, introduce mejoras en su operatividad y eficiencia para flexibilizar su aplicación y así poder responder de forma más adecuada y rápida a las víctimas en un momento especialmente dramático para ellas.
En los 10 años de vida de este Fondo, se ha demostrado su gran valor para ayudar a los afectados por desastres, sobre todo incendios, inundaciones o situaciones de sequia, pero también se han visto algunos fallos en la aplicación que hay que corregir, sobre todo en los casos en los que las catástrofes no afectan a Estados completos, sino a determinadas regiones, y a la hora de solicitar los fondos se encuentran con grandes problemas porque este caso no está bien reglamentado.
Para Rosa Estaràs, “la nueva propuesta legislativa simplifica las normas existentes para que así la ayuda se pague con más rapidez. Los planes también introducen la posibilidad de que, por primera vez, los pagos sean anticipados y exponen con una mayor claridad quién y qué será elegible, en particular en lo concerniente a catástrofes regionales. Además de esto, la reforma alienta a los Estados miembros a establecer estrategias de gestión de riesgos y prevención de desastres en su agenda”, explicó la eurodiputada.
En su opinión, el Fondo de Solidaridad ha demostrado “la utilidad y el buen hacer de este instrumento comunitario, ya que además de ofrecer ayuda para las operaciones de emergencia de los afectados por una catástrofe y aliviar la carga financiera que los Estados miembros deben soportar cuando estas ocurren, permite manifestar la solidaridad del conjunto de la Unión para con aquellos ciudadanos que se enfrentan a una situación difícil”.
Eficacia del fondo
El Fondo de Solidaridad de la UE se creó en 2002 y hasta septiembre de 2012 ha proporcionado ayuda financiera para paliar los daños producidos por 52 catástrofes, sobre todo inundaciones e incendios. Se han beneficiado 23 países comunitarios con una aportación total de 3,2 billones de euros.
El dinero del Fondo puede utilizarse para restauración de infraestructuras esenciales, por ejemplo energía, agua, transporte, telecomunicaciones, salud y educación; alojamiento temporal y el coste de los servicios de emergencia para satisfacer las necesidades inmediatas de la población; aseguramiento de las infraestructuras de prevención tales como presas y diques; medidas para la protección del patrimonio cultural; y limpieza de las operaciones. Daños privados a la propiedad privada o las pérdidas de ingresos, incluida la agricultura, se consideran asegurables por lo que no están cubiertos.
Pero el aumento de las peticiones para acogerse a estas ayudas ha aumentado de forma muy importante en los últimos años por el mayor número de catástrofes y también porque no hay una norma clara sobre qué tipo de situaciones son aplicables a este caso o las llamadas catástrofes regionales extraordinarias ha obligado a emprender este proceso de reforma del reglamento, con el fin de aclarar los casos en los que el Fondo es aplicable y evitar así que se generen falsas expectativas en los ciudadanos
A pesar de las deficiencias de funcionamiento que han podido observarse a lo largo de estos años, el Fondo ha demostrado ser uno de los instrumentos comunitarios más exitosos y apreciados, puesto que es uno de los pocos de los que dispone la Unión para poder demostrar su solidaridad y cercanía a los ciudadanos europeos.