Éste es el lema de la concentración convocada este sábado 20 de Febrero a las 11 horas en los jardines de Sa Feixina de Palma de Mallorca junto al monumento que el pueblo mallorquín dedicó a las víctimas del hundimiento del crucero Baleares hace 70 años.
El mensaje que los convocantes dirigimos al alcalde socialista, José Hila, y los partidos que gobiernan la ciudad es nítido: Dejen de crear problemas donde no los hay. No reabran heridas ya cerradas. No enfrenten a los ciudadanos. No destruyan nuestro patrimonio, derribando una obra de arte realizada por uno de nuestros arquitectos más relevantes como fue Francisco Roca Simó, y que representa la memoria de 800 víctimas desaparecidas cuyas familias sólo pueden honrarlas en este monumento. Y que, además, en 2010 los mismos partidos que ahora vuelven a gobernar lo convirtieron en símbolo de voluntad democrática en favor de la concordia y la paz. De hecho, la demolición no se contempla actualmente en su programa electoral.
Hace ahora justo 5 años que el consistorio presidido por la socialista Aina Calvo, junto al entonces teniente de alcalde José Hila, en un gobierno de coalición, tomó la decisión de mantener el monumento monolítico, basándose, no sólo en aspectos arquitectónicos y patrimoniales, sino también en el informe redactado por los profesores de Derecho Constitucional, María Ballester Cardell, y de Derecho Administrativo, Bartomeu Trias, en el que se dictaminaba: “La obra no es un monumento de exaltación de la revuelta militar de los vencedores de la Guerra Civil o de la represión posterior de la dictadura, sino un memorial a las víctimas”.
El consistorio adecuó a la llamada ley de memoria histórica el monumento de Sa Feixina eliminando las inscripciones que figuraban en el monumento original y añadió una placa con un texto en cinco idiomas donde se indica lo siguiente: “Este monumento fue erigido en el año 1948 en recuerdo a las víctimas del hundimiento del crucero Baleares durante la Guerra Civil (1936 – 1939). Hoy es para la ciudad símbolo de la voluntad democrática de no olvidar nunca los horrores de las guerras y de las dictaduras”. Mismo contenido del acuerdo que fue aprobado por unanimidad el 26 de marzo de 1998 por el pleno del ayuntamiento presidido por el popular Juan Fageda. Lo que demuestra lo recurrente del tema por parte de unos políticos irresponsables que no saben gestionar los problemas reales de los ciudadanos y que actúan movidos por el revanchismo sectario.
El PSOE de Calvo en 2010 desempolvó el acuerdo aprobado hacía una década por unanimidad de todos los grupos políticos e interpretó la ley de memoria histórica como “igualadora de todas las víctimas y que no reconoce a unas frente a las otras”. Zanjó la falsa polémica manteniendo el monumento y certificó oficialmente lo que era, y es, un sentimiento ciudadano: “La reivindicación de los valores de concordia, de respeto al pluralismo y de defensa pacífica de todas las ideas”. Valores que asumimos democráticamente los españoles con la aprobación de la Constitución de 1978 y que se plasmaron en el monumento al crucero Baleares. Unos valores que los actuales dirigentes políticos se empeñan en demoler, incluso sin que exista una reivindicación ciudadana que se lo exija, a excepción de grupúsculos radicales y extremistas instalados en el odio y el enfrentamiento.
En cambio, sí ha habido, y hay, un movimiento ciudadano, con diferentes ideologías, a favor de su mantenimiento. Como se demostrará este sábado 20 cuando los demócratas, los que no estamos instalados en la confrontación, los que consideramos que el patrimonio histórico se debe respetar, acudamos a manifestar nuestro recuerdo y respeto por las víctimas, reivindicando esos valores patrimoniales y también democráticos a los que se hizo referencia en 2010, y que, lamentablemente, parecen incompatibles con este “gobierno de la gente” sin la gente, al que no le importa tomar decisiones cuyas consecuencias pueden ser irreversibles.
Salvem es monument de Sa Feixina.