La ciudad de San Agustín, en el estado norteamericano de Florida, es la ciudad más antigua fundada por los colonos europeos en este país, y tiene la particularidad de contar con raíces menorquinas. El 31 de marzo de 1768 partieron desde el puerto de Maó ocho embarcaciones con 1.400 personas (la mayoría menorquines), rumbo a las tierras de Florida. Su objetivo era llegar a las plantaciones de cáñamo, algodón y otros cultivos de Nueva Smyrna para trabajar para la corona británica. Diez años después, los colonos menorquines lograrían escapar del régimen de explotación británico para establecerse en San Agustín, donde formaron una comunidad que contribuyó al crecimiento de esta ciudad.
Esa ciudad se encuentra ahora amenazada por el crecimiento del nivel del mar causado por el cambio climático, según denuncia un reportaje publicado por la agencia norteamericana AP. En el texto se explica que las inundaciones se han ido volviendo más frecuentes a lo largo de los años, y que a pesar de las evidencias y advertencias lanzadas por científico y expertos en el tema, el gobierno del estado de Florida no tiene todavía ningún plan para solucionar este problema.

Los colonos menorquines que lograron llegar a San Agustín en 1777 fueron guiados por el cura "mercadalenc" Pere Camps. Hoy en día aún hay descendientes de menorquines que viven en San Agustín e incluso conservan expresiones de la lengua isleña, tradiciones religiosas, gustos culinarios y apellidos tan comunes como Capó, Llambias, Pellicer, Ponce que viene de Pons, Rogero que viene de Rotger, Seguí o Triay. La ciudad celebra en marzo un festival anual para recordar esta herencia cultural, con el nombre de Menorcan Heritage Celebration.







