El pediatra que atendió al bebé arrojado a un contenedor en Porto Cristo ha declarado en la segunda sesión del juicio con jurado popular. Cabe recordar que se juzga por asesinato a la madre y al tío y por omisión del deber de socorro a la tía de la criatura.
La posibilidad de que el bebé naciera vivo o muerto ha vuelto a centrar gran parte de los interrogatorios de las partes a los testigos. El facultativo ha explicado que, al incorporarse al equipo que estaba reanimando a la criatura, apreció algún "indicio de vida".
Aunque también ha admitido que el feto, de unas 22 o 26 semanas, tenía "muy pocas probabilidades de viabilidad" y más en las condiciones en las que habría venido al mundo y las características del hospital. Según ha apuntado, si hubiera estado muerto al nacer, no habría presentado hemorragias.
POSIBLES INCONGRUENCIAS
En su interrogatorio, el letrado de la defensa de la madre, Miquel Arbona, ha tratado de llamar la atención sobre algunas posibles incongruencias o cambios de opinión respecto a la declaración en sede judicial de este médico respecto a la viabilidad del feto. "¿Por qué cambia de opinión?", ha preguntado el letrado. "No estoy cambiando de opinión", ha respondido el médico.
El testigo ha reconocido que el calor que desprendía el cuerpo del bebé podía deberse a los paños calientes que le habían aplicado antes de su llegada. El médico sin embargo ha mantenido, volviendo de nuevo a la declaración judicial, que "infería que el bebé nació muerto".
En términos parecidos a su compañero, la médico de Urgencias ha apuntado a la posibilidad de que el bebé naciera vivo, situación diferente a que el feto fuera o no viable. La facultativa ha apuntado que "médicamente" había signos de vida.
Durante la sesión de este martes, ha declarado como testigo un enfermero que ha recordado que el monitor de seguimiento mostraba latidos, aunque ha admitido que podían deberse a las maniobras de reanimación. "No soy quién para decir si estaba vivo o muerto", ha matizado.
PIDEN PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE
Los hechos juzgados tuvieron lugar el 3 de noviembre de 2023 cuando, según el escrito de acusación, la mujer, embarazada de 26 o 27 semanas, se puso de parto en el interior de un vehículo en el que viajaban su hermana y su cuñado.
Después de dar a la luz, y a pesar de encontrarse en las inmediaciones de un centro hospitalario, la madre de la bebé entregó el cuerpo del neonato al hombre para que lo arrojara a un contenedor próximo y huir del lugar, según la versión de la fiscal.
La Fiscalía les acusa de asesinato y pide que sean condenados a prisión permanente revisable. El Ministerio Público acusa a una tercera persona, presente en los hechos, de omisión del deber de socorro y le reclama una multa de 5.400 euros.
El juicio sigue en la Audiencia Provincial a lo largo de la semana y la declaración de los acusados, que han pedido ser interrogados en último lugar, se espera para el viernes.








