Simeone

Hace unos días, durante un partido de futbol entre el Atlético de Madrid y el Málaga, con la intención de parar un contraataque del equipo malacitano, alguien del banquillo del equipo de Madrid lanzó un segundo balón al campo siendo expulsado por ese motivo el señor Simeone al que por esos hechos, además, le han sancionado con tres partidos de suspensión en el ejercicio de entrenador.

No está en mi ánimo opinar de futbol ni de estrategias; pero aunque no me gusta el futbol del equipo del señor Simeone valoro muchísimo que sus éxitos no son fruto de la casualidad sino del esfuerzo continuado. Creo que constancia define a la perfección el equipo llamado colchonero.

Decía que no pretendo hablar de futbol pues todos sabemos mucho, se dice que todos llevamos a un seleccionador dentro. Mi intención es valorar el comportamiento del señor Simeone echando al terreno de juego balones de más para interrumpir el juego del contrario.

De entrada vulnera lo que en inglés se llama fair play; portarse como un caballero en el terreno de juego. Sin ninguna duda.

La cuestión que de verdad me planteo es si el señor Simeone hizo bien su trabajo. Desde el punto de vista del resultado es evidente que si pues el equipo contrario no marcó gol en ese contraataque!! pero desde el punto de vista empresarial y moral tengo importantes dudas.

Si el Atlético de Madrid quiere vender la imagen de que está dispuesto a hacer cualquier cosa para ganar es evidente que el señor Simeone cumplió perfectamente con el objetivo; pero creo que el negocio que está instalado detrás del futbol no contempla vender camisetas de un club que hace lo que sea para ganar, incluido hacer trampa.

Desde el punto de vista moral me parece inaceptable el comportamiento del señor Simeone; no vale todo en la vida para alcanzar un objetivo. Estaríamos ante un moderno “el fin justifica los medios” que dijo Maquiavelo. No se puede infringir la Ley para ganar; no se puede perjudicar deliberadamente al rival con la intención de obtener con ello un beneficio. Si todos tuviéramos el mismo comportamiento que el señor Simeone en nuestras vidas o en nuestros trabajos viviríamos en la ley de la jungla pues quizás a mucha gente le valdría cometer una ilegalidad pues la sanción (consecuencia jurídica) sería mínima en comparación con el beneficio obtenido.

Hoy su equipo tiene uno de los partidos más importantes de su historia y les deseo todo el éxito, aunque no me gusta su estilo de juego. Demasiados simeones en el campo. Que tengan un buen día.

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