Soledad con sangre

Soledad, triste soledad, divina soledad. ¿Quién no se ha sentido solo alguna vez?. Conversaba este fin de semana con un amigo especial sobre este sentimiento. La soledad es una eterna compañera de viaje a quién casi todo el mundo teme. Tras la enfermedad y la muerte es posiblemente el otro mayor enemigo del ser humano. ¿Y porqué tememos tanto a ese viejo y conocido monstruo? Puede haber muchas respuestas pero la que más se aproxima a la realidad reside en nuestra propia naturaleza; “Somos animales sociales”. No estamos preparados ni condicionados para vivir solos. Y no precisamos recurrir a las teorías de los genetistas del siglo XIX ni al filósofo J.J.Rousseau.

Basta simplemente observar la naturaleza que nos rodea, el comportamiento del resto de las especies. La mayoría de ellas nada más nacer son capaces de sobrevivir por sí mismas; y las que no, lo logran a los pocos días o semanas. La raza humana necesita casi un tercio de su vida para ser independiente. Y para colmo la sociedad actual y la nueva forma de educar que tenemos en la actualidad hace que muchas personas no abandonen su casa ni se independicen nunca.

Vivimos en un mundo tecnológico, ágil, agresivo e hipercomunicado. Las nuevas tecnologías nos aproximan a los demás de forma inmediata y resolutiva. Cada cierto tiempo aparece un nuevo artilugio o forma de conexión que pone en jaque al soporte anterior. Somos capaces de simultanear skyppe, whatsup y móvil a la vez. Sabemos lo que sucede en la otra punta del globo al instante; pero nos sentimos más solos que nunca.

La soledad menos cruel es tal vez la del anciano que ve como sus días se diluyen entre achaques y recuerdos de una época que jamás volverá. A mi juicio la peor soledad es otra, la del silencio que devora día a día las entrañas del forzado solitario. Ejemplos como estar en casa con tu familia, y tener la sensación de que descubres que huyes de ella proyectando tu mirada fija el televisor, o el querer más trabajo que hacer para no compartir tiempo en ella igualmente; otra soledad puede ser en el trabajo cuando aunque estés acompañado de compañeros y jefes en reuniones no te encuentras ni sientes tu espacio o el más dañino actualmente entre la gente joven que es cuando llevas un rato sin recibir avisos de notas o mensajes en tu portátil o móvil y les entra esa sensación de soledad, es uno de los males de nuestra época a saber controlar y sobrellevar.

Pero en cambio para según que personas la soledad puede resultar un premio estimulante a una ardua jornada de trabajo, a un ritmo de vida frenético o simplemente responder a una época de recogimiento interior muy necesaria a veces.

No hay que olvidar que la soledad es un poderoso verdugo que asesta hachazos con precisión y contundencia sino sabes controlarla. Las personas no solo mueren por enfermedad, hambre o accidentes, también se escribe con “S” de sangre, la soledad y la misma “S” del suicidio. Una forma de morir que cada día recluta más adeptos.

 

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