Unos allegados han insistido en hacerme conocer (era mi debut) la Oktoberfest del MegaPark de la Platja de Palma. Estaremos de acuerdo en que para debutar en un acontecimiento de este tipo, o te vas a Munich o a Colonia, o te vas al MegaPark, porque lo de Son Fusteret, con todos los respetos, es un sucedáneo.
Debo reconocer que la experiencia da para un análisis sociológico muy interesante. A un alemán de provincias le cuesta lo mismo disfrutar de este festejo anual yendo en tren hasta una capital más o menos cercana, que pagarun billete de avión de ida y vuelta a Mallorca a una réplica exacta de lo que tiene allí, pero con buen clima, donde se puede poner el traje regional, puede cantar, comer, beber, bailar y emborracharse, y a la salida -a diferencia de lo que tiene allí- encontrarse de cara el mar plácido de una Platja de Palma menos bulliciosa que en temporada alta.
Había más de 2.000 alemanes. Mucho cántico pero ni una bronca, ni un momento de tensión, ni un "plasta". Vienen a lo suyo. Te sientes seguro. Poca policía en los alrededores. No hace falta, salvo para controlar a las prostitutas-carteristas-robamóviles nigerianas de los alrededores. Los alemanes, dóciles.
Observar ésto me hizo recordar lo que un día me desveló el cónsul de Alemania en Balears: "Un inglés bebido se vuelve violento. Un español bebido se pone 'plasta'. Un alemán bebido se queda dormido". El negocio perfecto. Comprobado y demostrado.
A la salida, miré el reloj y al mismo tiempo me fijé en el calendario. En ese momento, me di cuenta que ya era 26 de septiembre. El 26 de septiembre, en Palma, se celebra la Oktoberfest de octubre.
¡Claro!. No podía esperar menos de una ciudad que celebra la Feria de Abril en mayo, y la Fiesta Mayor de la ciudad en enero y no en verano. La Oktoberfest jamás podía ser en octubre. Aquí, no. No sólo la del interés comercial del MegaPark. El Ajuntament de Palma también la monta en septiembre.
A este paso, pronto, a alguien se le pueden ocurrir unas Navidades en bañador y chanclas. Ya los hay que lo hacen en la Península y en Canarias. Sólo hay que sentarse y esperar a ver quién es el osado. ¿Será uno de Podemos?
