Naif, ingenua, un ‘pomot’ como diríamos en mallorquín… Soy todo eso y mucho más porque cada semana me propongo escribir algo que no sea sobre animales. “No te hagas cansina” me digo a mi misma, pero lo cierto es que pocas veces puedo cumplirlo. Los cientos de casos de maltrato animal, cada vez más crueles, me obligan a ello.
Y aún a riesgo de parecerles muy pesada esta semana me veo obligada a volver a hablar del tema. Ojala no tuviera que hacerlo pero cuando veo cosas como las que acaban de pasar en Almería no me queda más remedio.
Yo soy naif que es, precisamente, el nombre del perro al que acaban de rescatar en la ciudad natal de Bisbal. Un perro de apenas un año de vida al que han apuñalado en el cuello a sangre fría. El cobarde que lo hizo, o cobardes, quien sabe, le ató las patas delanteras y traseras para que el perro de raza mestiza no pudiera defenderse ni escapar.
Una vez apuñalado lo dejaron morir desangrado en un descampado y, seguramente, sufriendo terribles dolores. Menos mal que pasó una persona que de casualidad lo vio y pudo rescatarlo. ¿Les parece fuerte este caso? Pues señores míos, si yo soy naif ustedes, los que se sientan sorprendidos por la crueldad del caso, también lo son. Y lo son porque, desgraciadamente, situaciones como estas las vivimos cada día en toda España. No sólo en la profunda. ¿Qué hace la ley? Aparentemente nada.
Insisto, no es una cuestión de que nos gusten los animales es, simplemente, una cuestión de ser civilizados.