¡Menuda “apuesta de futuro” la candidatura de los Juegos Olímpicos de la Juventud del 2018! “Nos podemos permitir el lujo de soñar”, dice el presidente. Pues sí, señor Antich, tiene Usted razón, pero será de los pocos caprichos que nos podemos dar (“soñar”), estando las arcas públicas como están, con un endeudamiento galopante. Si el proyecto deportivo no costara nada, pues, bueno, pero tampoco en este caso, ni el jefe del Ejecutivo autonómico, ni la alcaldesa Aina Calvo saben concretar costes. Palma 2018 no sería Barcelona 92, ni mucho menos. Si acaso suena a Universiada, otra competición con muchos participantes, con escaso eco internacional y vago recuerdo. ¿Cuántos saben qué año albergó nuestra ciudad esa competición en que inauguramos el estadio de Son Moix y las piscinas de Son Hugo? Casi mejor sería que nuestros gobernantes –que se examinan en cuatro meses– dejaran de soñar despiertos, recortaran los gastos (especialmente los supefluos) y mejoraran el rendimiento del motor de nuestra economía. Si quieren viajar a Rusia a por turistas que lo hagan, eso sí, evitando pasar facturas del Rasputín, por favor. Y, en cualquier caso, no olviden que los que hace años que vienen a Baleares y activan todos los tejidos son los alemanes e ingleses, para los que somos un paraíso muy especial, aunque sea con el ‘ball de bot’ que ha quedado más que relegado frente a la salsa caribeña en Fitur 2011, con un stand de auténtica impresión para los numerosos visitantes del fin de semana. Y a todo esto, el Govern quiere emitir deuda y que le compremos bonos para salvar sus cuentas… No puede ser … ¿Lo habré soñado? ¡Qué pesadilla!





