Esta mañana, el atasco de la vía de Cintura entre la calle Aragón y la salida de la carretera de Sóller era el peor que yo haya visto en los últimos años. Y ello pese a que hoy no hay escuelas, no hay institutos, no hay universidad y no hay dinero para gasolina. Y, encima, hay un tercer carril prácticamente abierto en el sentido a Génova. Sin embargo, tras cuatro años de gestión sensible con el transporte público, el atasco es mayor que nunca. Pero ello no impide que los gestores que acaban de marcharse presenten balances positivos de su gestión. Aunque es cierto que han hecho cosas bien, la cuestión sigue siendo si lo que se hace es suficiente para el control del crecimiento del uso del coche. Y la respuesta parece obvia.





