Turismo y fobias

Cuando estudiaba primer curso de Derecho me convertí en una fanática del llamado “Derecho Natural”, y por tanto pase a ser considerada por mi profesor en aquel entonces, una “iusnaturalista de mucho cuidado.

Con el transcurso de los años aprendí que el debate entre Derecho positivo y el Derecho Natural, es decir, entre positivistas e iusnaturalistas, es un debate eterno, sin fecha de caducidad y aplicable a incontables situaciones de nuestra vida cotidiana.

Todo ello viene a cuento porque estas últimas semanas no dejo de darle vueltas a esas teorías intentado aplicarlas a las recientes acciones violentas de ARRAN contra los turistas.

Me pregunto en primer lugar si ARRAN no se habrá equivocado de objetivo, porque en realidad, a quien tendría que intentar meter en vereda es a esos gamberros que aprovechan sus viajes para hacer lo que en sus Países jamás se atreverían a hacer. Es decir, si en lugar de perder el tiempo colocando pegatinas en coches de alquiler, colocaran pegatinas similares en los cubos de alcohol con pajita de nuestras zonas turísticas más calientes, ahorraríamos bastante en control policial preventivo.

Si ARRAN en lugar de saltar de una embarcación a otra, en los muelles de Palma, se dedicara a trasladar a los borrachos hasta sus habitaciones para que no ocuparan las calles tumbados en las aceras, contribuiría al bienestar propio y del resto de residentes de las Islas, de una forma mucho más eficiente.

Alejados de cualquier aptitud constructiva los anti sistema optan siempre por lo más fácil, porque en realidad sus acciones no van dirigidas a mejorar absolutamente nada, sino a empeorar la situación dónde sea y como sea simplemente porque si. Ante tamaña falta de sentido común, lo confieso, claudico. Yo, que soy siempre partidaria de un uso mínimo normativo sancionador, de una interpretación restrictiva de cualquier clase de norma punitiva, claudico y reconozco que abogo por la modificación legislativa necesaria a nivel administrativo y en especial, en la jurisdicción penal, para sancionar de forma más rápida y contundente esta conductas que ponen en peligro a la larga, la seguridad global.

Abogo pues, desde ese positivismo del que siempre huyo, por esa necesidad de regular cualquier supuesto y situación de la que pueda derivar un problema de mayor gravedad. Porque, no nos engañemos, el peligro de ARRAN no radica en lo que está haciendo ahora, sino en el efecto llamada que para muchos anti sistema puede tener su forma de actuar, de la misma manera que el efecto llamada que producen en los que están justo en el otro extremo. Por eso, sean unos o sean otros los que pongan en peligro nuestra convivencia, no nos queda otra que aferrarnos a la norma como principal sistema garante de nuestro presente y futuro.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias