Es auténticamente increíble que dos diputados que fueron en la candidatura socialista reclamen ahora irse al grupo mixto cuando la legislatura ya ha comenzado. Al parecer, estos dos parlamentarios no hicieron uso de la posibilidad de pasarse al mixto al principio de legislatura para poder apoyar que Francesc Antich fuese elegido senador autonómico. Ahora, dice la Mesa del Parlament, ya es tarde para hacer dicho trasvase, que costaría unos 100.000 euros anuales entre sueldos y gastos de funcionamiento. Hecha la ley, hecha la trampa, pero conviene que el Parlament se muestre firme ante estos titiriteros de la política que se acomodan en la Cámara en función de sus intereses. Si era bueno quedarse en el PSOE para votar a Antich, que ahora sean coherentes y sigan en el mismo grupo. Una vez más, la izquierda de las lecciones éticas no siempre sabe guardar las formas.





